Slow Food da la voz de alarma: la COP27 debe alejarse de las falsas soluciones en cuanto a los sistemas alimentarios
08 Nov 2022 | Spanish
Ante la COP27 (del 6 al 18 de noviembre), Slow Food da la voz de alarma debido a la falta de progreso en la lucha contra el impacto que tienen el alimento y la agricultura sobre el cambio climático, así como en la construcción de un sistema alimentario resiliente. Como se señaló en la Declaración Climática de Slow Food, la alimentación y la agricultura son parte de la solución y no solo la causa del cambio climático.
«La COP se está convirtiendo en una mesa redonda para que la agricultura industrial y las cooperativas contaminantes puedan negociar su derecho a contaminar, poniendo en peligro el sustento de millones de personas», afirma Edward Mukiibi, presidente de Slow Food. «Los agricultores ecológicos de pequeña escala exigen que la COP27 trate la crisis climática como una emergencia, centrándose en soluciones reales como la agroecología y la transición para apartarnos de las prácticas que dependen de combustibles fósiles».
La agroecología debería reconocerse como una herramienta fundamental para afrontar las múltiples crisis ante las que nos encontramos, incluyendo la crisis climática: la agroecología se basa en reconstruir las relaciones entre la agricultura y el medioambiente, así como entre los sistemas alimenticios y la sociedad. Está demostrado que los sistemas agroecológicos guardan el carbono en el suelo, fomentan la biodiversidad, restablecen la fertilidad del suelo y mejoran el rendimiento con el tiempo, creando así una base para un sustento agrícola seguro y una dieta sana para todos. Un hecho respaldado por uno de los últimos informes publicados este año por el IPCC —el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático—: Climate Change 2022: Impacts, Adaptation and Vulnerability (Cambio Climático 2022: Impactos, Adaptación y Vulnerabilidad).
A pesar de que la alimentación y la agricultura ocuparon un lugar más relevante el año pasado en la COP26, en Glasgow, las soluciones surgidas tenían como objetivo mantener el sistema. Un ejemplo de esto fue la Labor conjunta de Koronivia sobre la agricultura, que no aborda el sistema alimentario en su totalidad, sino que se centra únicamente en adaptarse al impacto climático dejando de lado la mitigación climática y la resiliencia.
Marta Messa, Secretaria General de Slow Food, añade: «La necesidad de abordar sistemas alimentarios en su totalidad y las soluciones que ofrece la agroecología han quedado claras, además vienen respaldadas por evidencias científicas. No podemos permitirnos dejar que la agroecología se utilice con intereses personales o como herramienta para legitimar vías que lo que acaban haciendo es mantener el status quo: algunas empresas agroalimentarias, organizaciones filantrópicas internacionales y gobiernos ya utilizan el término “soluciones basadas en la naturaleza” para apropiarse de la agenda de sostenibilidad de sistemas alimentarios».
Durante décadas, la COP se ha visto atestada de los intereses propios de las empresas que priorizan sus beneficios en lugar de las personas y el planeta. ¿Será la COP27 la excepción? La lista de organizaciones involucradas sugiere lo contrario: CropLife International, el grupo de cabildeo de la industria pesticida, PepsiCo, McDonad’s, JBS, la empresa cárnica más grande del mundo, y Coca Cola, el productor mundial número uno de desperdicios plásticos hechos con combustibles fósiles, como patrocinador de la COP27.
Nuestro sistema industrial de producción alimentaria y las actividades del uso del suelo son responsables de un tercio de las emisiones globales de CO2, de las cuales dos tercios están vinculados a la producción de ganadería industrial. Pero la agricultura, especialmente la de pequeña escala en el hemisferio sur, también es la primera víctima del cambio climático. Los agricultores se enfrentan a problemas cada vez mayores para producir los alimentos debido a los cambios en los paisajes naturales y los desastres causados por el clima extremo (incendios forestales, huracanes, olas de calor, inundaciones, sequías, tormentas, etc.).
Dado que se celebra en Egipto, esta COP representa la oportunidad perfecta para señalar dichos impactos del cambio global en el hemisferio sur, así como los compromisos pendientes del hemisferio norte para apoyar a los países en vías de desarrollo.
«Estas ayudas siguen siendo esenciales no sólo para mitigar los estragos del cambio climático en las partes más pobres del planeta, sino también para proteger los pulmones de la Tierra», dice Shane Holland, presidente ejecutivo de Slow Food UK en Reino Unido.
Además, las voces que normalmente no se escuchan son fundamentales en esta COP —las de las mujeres, la gente de color, los pueblos indígenas y los jóvenes— ya que se encuentran en la primera línea de los efectos del cambio climático; hay que utilizar sus saberes tradicionales para conseguir enfrentarnos a los peores efectos del cambio climático. El 10 de noviembre, (la jornada mundial de la juventud), la Red de Jóvenes de Slow Food presentará estas voces en la COP27: para enaltecer la importancia de los jóvenes como parte de la solución a la crisis climática, el FIDA y la Red de Jóvenes de Slow Food se han unido en un concurso sin precedentes. El evento (a las 4:00pm hora local en el pabellón del FIDA), consistirá en una experiencia inmersiva y multisensorial que conectará a la audiencia de la COP27 con las vidas y ambiciones de jóvenes innovadores, líderes y activistas. En este concurso se harán preguntas a la audiencia sobre qué harían ellos para asegurar una «transición justa» hacia unas economías más verdes a la vez que se fortalece la justicia social.
Queremos que se escuchen nuestras exigencias de la Declaración Climática de Slow Food: tener una buena agricultura y una buena alimentación es parte de la solución.
Tenemos que actuar hoy.
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