Política Agrícola Común  «Las instituciones europeas más importantes se ponen de acuerdo en una política agrícola que se contradice completamente con el Pacto Verde»  

Sede de Slow Food, 28 de junio – Tras meses de negociaciones, el diálogo tripartito ha llegado el 25 de junio a la recta final de la reforma de Política Agrícola Común de la Unión Europea que estará vigente hasta 2027 (y que entrará en vigor en 2023). A principios del año que viene, se aprobarán los Planes estratégicos nacionales y se bajará el telón del proceso de reforma.

Representantes de las principales instituciones europeas, la Comisión Europea, el Parlamento y el Consejo debatieron sus respectivas posturas sobre el texto de las normativas para la siguiente Política Agrícola Común. Por desgracia, el resultado es incompatible con las estrategias del Pacto Verde de la Comisión de la UE («De la Granja a la Mesa» y la Biodiversidad), algo que pone en peligro el medio ambiente y la transición ecológica, no favorece a los productores de alimentos «buenos, limpios y justos» y no protege la salud de los ciudadanos.

A lo largo de los últimos años, Slow Food pidió en repetidas ocasiones a instituciones europeas que «llevaran a cabo una reforma de la Política Agrícola Común que fuera ambiciosa, verde y justa» como parte de un objetivo más grande: lograr que la Unión Europea sea más verde, en todos los sectores.

En colaboración con la campaña Good Food Good Farming, Slow Food a lo largo de los años ha divulgado mensajes claros de la sociedad civil y de los productores mostrando el descontento con la PAC actual y reclamando un mejor apoyo a los pequeños productores agroecológicos.

El resultado del diálogo tripartito, que refleja principalmente la posición del Consejo Europeo, es una PAC que aún favorece la agricultura industrial contaminante y los monocultivos a expensas de la agrobiodiversidad. Es exactamente lo opuesto a lo que se necesita para afrontar la crisis social y medioambiental actual.

Se han incluido algunos cambios para «maquillar» la reforma, pero los puntos más importantes no se han modificado, allanando el camino para otro ciclo de 7 años que apoye a la agricultura industrial a través de la inversión pública (1/3 del presupuesto general europeo).

Según Francesco Sottile, agrónomo y miembro del Comité Ejecutivo de Slow Food Italia: «El movimiento Slow Food considera que como resultado de este diálogo tripartito se ha perdido una ocasión para lograr una transición real en el sistema alimentario. Mientras las ideas y la sociedad avanzan hacia una mayor sostenibilidad y respeto por el medio ambiente, esta política histórica no ha sido capaz de avanzar y seguirá subvencionando un modelo agrícola industrial e insostenible. La PAC, que cuenta con un tercio del presupuesto europeo, está siguiendo un camino diferente al Pacto Verde, haciendo que sea increíblemente difícil alcanzar los objetivos de dicho pacto.

Estos son los puntos más problemáticos:

• No hay ninguna exigencia para que la PAC esté alineada con el Pacto Verde de la UE de ningún modo vinculante.
• Normas de biodiversidad y medio ambiente débiles: la PAC no incluye relaciones vinculantes con los objetivos de la estrategia de Biodiversidad de la UE, que exigen un mínimo de un 10 % de paisajes naturales en las granjas a partir de 2030.
• No existen indicaciones vinculantes para hacer una transición hacia una agricultura sin pesticidas ni fertilizantes: la PAC no incluye ninguno de los objetivos de la estrategia «De la Granja a la Mesa» para reducir los pesticidas y fertilizantes en un 50 % y alcanzar un 25 % de agricultura orgánica. Los esquemas medioambientales voluntarios, como los esquemas ecológicos, podrían acabar suponiendo cambios mínimos.
• No se obliga a que los Estados miembro establezcan objetivos firmes a nivel nacional: la Comisión tendrá instrumentos muy débiles para evaluar la consistencia de los planes estratégicos nacionales de la PAC con el Pacto Verde Europeo.
• Inclusión tardía de la condicionalidad social: los pagos de la PAC estarán vinculado a que los beneficiarios respeten los derechos laborales y humanos de sus trabajadores agrícolas. Este es el único resultado potencialmente positivo de las negociaciones, puesto que los trabajadores agrícolas nunca habían formado parte de la PAC. Sin embargo, esta condición será voluntaria hasta 2023 y obligatoria a partir de 2025. Ahora hay muchas esperanzas de que las comprobaciones periódicas y una implementación sólida allanen el camino para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores agrícolas en toda Europa.
• Distribución injusta de los subsidios: en Europa, el 80 % de los pagos se destinan a un 20 % de las granjas, obstaculizando el apoyo para los pequeños productores agroecológicos, cuyas prácticas conservan la biodiversidad, la salud del suelo y ayudan a que se regenere el medio ambiente. En contraste con esto, se han introducido medidas débiles que confirman el statu quo de este sistema injusto.
• Los pagos de la PAC a la ganadería intensiva se continuarán efectuando (alrededor de 3.000 millones de euros al año se destinan a la producción ganadera). Los esquemas ecológicos para mejorar el bienestar animal podrían convertirse en subsidios para la ganadería industrial.

Para más información:

Oficina de Prensa de Slow Food Internacional
Paola Nano, Alessia Pautasso – [email protected] (+39 329 8321285), [email protected]

Slow Food es una red internacional de comunidades locales, fundada en 1989 para contrarrestar la desaparición de las culturas alimentarias y de las tradiciones locales y el aumento de la cultura fast food. Desde entonces, Slow Food se ha convertido en un movimiento mundial que involucra a millones de personas en más de 160 países, trabajando para asegurar que todo el mundo tenga acceso a una alimentación buena, limpia y justa.