Nuestra comida, nuestra salud. Nutrir la biodiversidad para sanarnos a nosotros mismos y al planeta
05 Apr 2022 | Spanish
El Día Mundial de la Salud 2022 Slow Food presenta su nuevo documento de posición sobre alimentación y salud
«Hay una relación indisoluble entre la salud de las personas, los animales, la vida vegetal y el medio ambiente: los problemas que afectan a cada una de estas categorías vitales se deben abordar como parte de un enfoque integrado», afirma Edie Mukiibi, vicepresidente de Slow Food en el Día Mundial de la Salud 2022. «La salud se halla en el corazón del objetivo de Slow Food: hacer que la comida buena, limpia y justa sea accesible para todos. Una dieta saludable no solo es nutritivamente adecuada, sino que también promueve la salud humana y respeta la del planeta. Debe favorecer que haya una gran diversidad de alimentos de origen vegetal, alimentos integrales y poco procesados, cultivados localmente y mediante métodos sostenibles… Y, por último, una dieta saludable se puede disfrutar —y, de hecho, se disfruta—.
Con motivo del Día Mundial de la Salud, Slow Food presenta su documento de posición Nuestra comida, nuestra salud. Nutrir la biodiversidad para sanarnos a nosotros mismos y al planeta
Slow Food existe para nutrir la biodiversidad, el entorno y la salud mediante la alimentación. «La defensa de la biodiversidad, batalla que siempre ha caracterizado a nuestra asociación, representa una posible solución para la crisis climática y la malnutrición, sea esta en forma de sobrealimentación, desnutrición o deficiencias de micronutrientes», añade Marta Messa, directora de Slow Food Europe. «Observando las tendencias subyacentes que están dando forma a las dietas de todo el mundo y que están causando enfermedades y malnutrición relacionadas con la alimentación, creemos que el concepto «Una sola salud» puede ayudar a comprender cómo el modo en que se producen los alimentos puede afectar directamente en la salud de las personas, los animales, las plantas y el planeta».
El documento de posición de Slow Food sobre alimentación y salud examina el estado actual de nuestros sistemas mundiales de alimentación, así como el modo como trabaja Slow Food para promover dietas saludables. También presenta una investigación exclusiva de Slow Food que analiza el contenido nutricional de los productos de Slow Food y describe las principales iniciativas de Slow Food, como los huertos y los mercados locales, que apoyan a las comunidades locales y que aseguran dietas saludables y sostenibles protegiendo la biodiversidad. El documento describe el modo en que actualmente están controlados nuestros sistemas alimentarios, habla de la necesidad de mejorar el diseño de políticas dentro del campo de la salud y la alimentación y finaliza con recomendaciones de Slow Food para las personas responsables de la legislación.
El sistema actual está dominado por grandes empresas que producen, elaboran, distribuyen y venden alimentación y que crean el marco de elecciones alimentarias disponible para la gente, puesto que ellas definen la disponibilidad de arriba hacia abajo y establecen los precios. La calidad de los alimentos disponibles es, por lo tanto, pobre en nutrientes: son altos en grasa, sal y azúcar y carecen de nutrientes importantes, como minerales y vitaminas. Además, la excesiva abundancia de estos alimentos también crea problema de seguridad alimentaria, puesto que muchas personas y comunidades ahora no tienen acceso a dietas apropiadas y que sean culturalmente adecuadas.
«Olvidadas a menudo, las plantas locales comestibles pueden suponer una gran contribución para adecuar la nutrición y la diversidad alimentaria. Desde el punto de vista nutricional, muchas especies locales de plantas comestibles son más ricas en vitaminas, minerales y macronutrientes, como grasas y proteínas, que las especies domésticas convencionales», explica Serena Milano, Secretaria General de la Fundación Slow Food para la Biodiversidad. «Además, las plantas locales comestibles necesitan menos insumos (productos químicos, agua, fertilizantes), están mejor adaptadas, y de un modo natural, a su entorno y son capaces de soportar mejor la presión de las enfermedades y las plagas. Promover las plantas locales comestibles es una estrategia que aumenta la diversidad dietética entre las poblaciones urbanas y rurales durante todo el año y reduce el hambre y el riesgo de malnutrición en épocas de escasez de alimentos y de hambruna. Es más, es sostenible, rentable y se ha demostrado que funciona».
Hay otro elemento que tiene un impacto en nuestra salud: la crisis climática. Está generando un impacto en todos los sistemas alimentarios, y eso está dañando la salud humana. Además, la seguridad alimentaria mundial también está amenazada, puesto que el aumento de la temperatura y los cambios en las precipitaciones, además de los fenómenos climáticos extremos, como las olas de calor, las inundaciones y las sequías, tienen consecuencias profundas en la productividad agrícola.
Nuestra dieta es una de las causas del cambio climático, puesto que solo la producción de carne representa casi una quinta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero; al mismo tiempo, el consumo excesivo de carne roja también tiene consecuencias para la salud humana. El cambio climático también puede hacer que la comida sea menos nutritiva: el empobrecimiento nutricional debido al aumento de las concentraciones de CO2 puede afectar las concentraciones de casi todos los micronutrientes. A esta alteración del valor nutritivo de la alimentación debido al cambio climático se suma a las consecuencias provocadas por el agotamiento del suelo.
Por eso, en el Día Mundial de la Salud, Slow Food reafirma con fuerza su compromiso de trabajar por una salud mejor, de promover hábitos alimentarios saludables y sostenibles, en los que la comida se considere vital tanto para la salud del medio ambiente como para la salud de las personas que la producen y la consumen.
Oficina de Prensa de Slow Food Internacional
Paola Nano – [email protected] (+39) 329 8321285
Alessia Pautasso – [email protected] (+39) 342 8641029
Slow Food es una red internacional de comunidades locales fundada en 1989 para contrarrestar la desaparición de las culturas alimentarias y de las tradiciones locales y el aumento de la cultura fast food. Desde entonces, Slow Food se ha convertido en un movimiento mundial que involucra a millones de personas en más de 160 países, trabajando para asegurar que todo el mundo tiene acceso a una alimentación buena, limpia y justa.
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