Los gobiernos europeos no apoyan los OGM en Europa: es tiempo de enfrentar los verdaderos problemas 

Bruselas, 27 de enero de 2016. El Comité Permanente de Plantas, Animales, Alimentos y Piensos de la UE ha concedido hoy permiso a dos nuevas variedades de maíz modificadas genéticamente (GM) para su cultivo en la Unión Europea – Pioneer’s 1507 y Syngenta’s Bt1- así como la renovación de este mismo permiso para el MON 810.

Ursula Hudson, miembro del Comité Ejecutivo de Slow Food y presidenta de Slow Food Alemania: “Como demuestran una y otra vez las votaciones, entre ellas la de hoy, en Europa no existe un apoyo suficiente para los OGM. El pasado año 17 países europeos expresaron su clara negativa al cultivo de organismos genéticamente modificados, prohibiéndolos en sus respectivos territorios. Algunos de ellos, como Grecia, Italia y Holanda, han votado hoy a favor de la autorización en Europa, amparados por la coyuntura de libertad de cada país para operar en el territorio de su jurisdicción, es cuando menos un acto de hipocresía. Nuestros responsables políticos han de aceptar de una vez por todas que en Europa nadie desea realmente OGM, dejar de autorizarlos y comenzar a debatir los verdaderos problemas: cómo desarrollar economías rurales prósperas y sistemas alimentarios saludables, cumpliendo al mismo tiempo los compromisos de París y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.”

Slow Food cree firmemente que los OGM son una amenaza para la supervivencia de la biodiversidad y para el bienestar de las comunidades rurales y de los ciudadanos: “La agricultura transgénica es el último aliento de un sistema agrícola, económico y político, que priva a los agricultores progresivamente de sus medios de producción. Al mismo tiempo, concentra cada vez más el control sobre la alimentación en manos de las multinacionales. Con los OGM nos dirigimos hacia una industrialización más y más forzada de la agricultura, donde cultivos sin ningún vínculo histórico, cultural o gastronómico con la tierra y las personas que viven en ella, son una amenaza cada día mayor para la supervivencia de las semillas tradicionales e incluso de las comunidades rurales.”

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Slow Food es una organización internacional comprometida con la divulgación en todo el mundo de la buena alimentación: buena para quien se nutre, para quien cultiva y para el medio ambiente. Slow Food implica a más de un millón de entusiastas simpatizantes, cocineros, expertos, jóvenes, productores, pescadores y académicos en 160 países. Entre ellos 100.000 socios encuadrados en 1500 grupos locales, que contribuyen a la financiación de la asociación mediante una cuota de inscripción y participan en numerosas actividades organizadas territorialmente. A los socios se agregan 2400 comunidades del alimento de Terra Madre, comprometidas con una producción agroalimentaria sostenible y de pequeña escala.