En el Día de la Biodiversidad, Slow Food hace un llamamiento al Convenio sobre la Diversidad Biológica de la ONU y los gobiernos nacionales para comprometerse a salvar la biodiversidad
20 May 2022 | Spanish
Su pérdida pone en riesgo el alimento para toda la humanidad
En el Día de la Biodiversidad (22 de mayo), Slow Food hace un llamamiento a la comunidad internacional para que intensifique sus esfuerzos con el objetivo de salvar este recurso indispensable para la supervivencia de la humanidad, ya que los gobiernos se reunirán en junio para ajustar el marco de la biodiversidad global y ponerse de acuerdo sobre el texto que presentarán en la Convención sobre la Diversidad Biológica que tendrá lugar este año en Kunming (China).
La biodiversidad apoya la agricultura y la producción alimentaria: especies y variedades vegetales, razas animales, insectos beneficiosos, microorganismos, ecosistemas, conocimiento y cultura. Reconocer el papel que desempeña la biodiversidad en la alimentación y la agricultura es indispensable para mantener una seguridad alimentaria, un desarrollo sostenible y el suministro de numerosos servicios vitales del ecosistema.
A menudo se habla de la Convención sobre la Diversidad Biológica como de la biodiversidad equivalente a las charlas climáticas, así como del Marco Mundial de la Diversidad Biológica posterior a 2020, más conocido como el «Acuerdo de París para la Biodiversidad». Irá seguido de negociaciones finales en el tercer trimestre de 2022 (las fechas están por confirmar), en Kunming, China. La adopción del Marco Mundial de la Diversidad Biológica posterior a 2020 debería proporcionar una visión estratégica y una hoja de ruta global para la conservación, protección, restauración y gestión sostenible de la biodiversidad y los ecosistemas para la próxima década.
«No tendremos ningún Marco Mundial de Biodiversidad si las instituciones internacionales y los gobiernos nacionales no incluyen el reconocimiento y la promoción de sistemas alimentarios agroecológicos como la solución para revertir el colapso de la biodiversidad y enfrentarse a las crisis climáticas y sanitarias», dice Edie Mukiibi, vicepresidente de Slow Food. «A los agricultores agroecológicos se les debe otorgar un reconocimiento político e institucional, y los agricultores deben recibir apoyo en la transición hacia la agroecología. Hay numerosas medidas específicas» continúa Mukiibi «que pueden ponerse en práctica para hacer que este apoyo sea efectivo: mejorar los servicios de asesoramiento, oportunidades de formación e intercambios entre agricultores¸ y proporcionar asistencia financiera cuando sea posible. La Conferencia del Convenio sobre la Diversidad Biológica también debería reconocer el papel fundamental de los pueblos indígenas como protectores del 80% de la biodiversidad mundial».
Slow Food también recomienda garantizar dinero público para bienes públicos: solo los sistemas de agricultura ecológica que produzcan alimentos para consumo humano y animal y que contribuyan a la sostenibilidad ambiental, económica y sociocultural de sus granjas y regiones deberían recibir apoyo económico de los gobiernos. Además, el Marco Mundial de Diversidad Global debe abordar las numerosas causas de la pérdida de biodiversidad: el crecimiento económico cada vez mayor, los sistemas alimentarios industrializados, los excesivos niveles de consumo, la presión corporativa y la fe ciega en que la tecnología arreglará cualquier problema. El compromiso voluntario y las iniciativas autorregulatorias deberían tratarse únicamente como impulsores complementarios y nunca remplazar la regulación.
«Necesitamos políticas que ajusten la situación alimentaria para poder hacer frente a las crisis sanitarias y globales —que van de la mano— asegurando unos marcos normativos justos para permitir que los ciudadanos apoyen la biodiversidad mediante sus elecciones de consumo» dice Marta Messa, directora de Slow Food Europe. «Según informa el PNUMA, los estados y las organizaciones internacionales tienen obligaciones y responsabilidades bajo la ley ambiental internacional, así como la ley internacional sobre los derechos humanos para abordar la biodiversidad y la pérdida de hábitats, para prevenir sus impactos negativos sobre los derechos humanos, y para asegurar que las acciones que luchan por la biodiversidad sean justas y sostenibles.»
Aquí puedes leer el resumen de políticas sobre biodiversidad de Slow Food y aquí la versión completa del documento expositivo.
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Slow Food es una red mundial de comunidades locales fundada en 1989 a fin de contrarrestar la desaparición de las tradiciones alimentarias locales y la difusión de la cultura del fast food. Desde entonces Slow Food ha crecido para convertirse en un movimiento global que implica a millones de personas en más de 160 países y que trabaja para que todos podamos tener acceso a una alimentación buena, limpia y justa. Slow Food es, por tanto, una extensa organización que cumple un papel esencial en todo el movimiento y que implica cada año a millones de personas.
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