La red de Slow Food fortalece su compromiso para salvar a las abejas

«La red internacional Slow Food lleva mucho tiempo trabajando para salvar a las abejas de las principales amenazas a las que se enfrentan», dice Edward Mukiibi, presidente de Slow Food. «Entre las principales causas de su disminución se encuentran el uso tan extendido de los pesticidas en la agricultura convencional que se ha dado a lo largo de varias décadas, los monocultivos, enfermedades y parásitos, el uso que se le ha dado a la tierra y las crisis climáticas».

«Hay que restaurar los hábitats naturales y rediseñar la agricultura para que esté al servicio del planeta. Las prácticas agroecológicas favorecen no sólo a los polinizadores, sino también a los enemigos naturales de los parásitos, permitiendo así que el agroecosistema mantenga el equilibrio. Es importante plantar cultivos en franjas alternas, incluir vegetación y pastos de diversas especies, y rotar cosechas con tréboles y otras leguminosas. También es fundamental minimizar el uso de pesticidas, especialmente insecticidas y fungicidas, para permitir que las poblaciones de insectos se recuperen y puedan continuar con su trabajo beneficioso para los ecosistemas que compartimos con ellos».

Únete a la producción agrícola respetuosa con los polinizadores. La temática del Día Mundial de las Abejas de este 2023 nos recuerda que los insectos son el grupo más diverso de animales en la Tierra, así como el papel fundamental que desempeñan los polinizadores en la protección de la biodiversidad, la agricultura y el planeta en su conjunto. Son una parte integral de nuestro sistema alimenticio ya que polinizan los cultivos que acaban siendo la comida de nuestros platos.

 

La red Slow Food en acción

Estos son algunos ejemplos del trabajo de la red Slow Food para proteger y favorecer a las abejas.

En 2006 se lanzó un proyecto de apicultura en la azotea de un edificio en Ginza, un distrito de Tokio, Japón, cuyo objetivo era promover los bienes producidos a nivel local y revitalizar la comunidad local. Al buscar formas de crear un espacio para que los productores urbanos se sintieran más cercanos a la agricultura, la apicultura se presentó como el camino más evidente. En áreas como Ginza hay abundantes fuentes de miel, como árboles callejeros, por lo que los productos derivados de la miel hechos en colaboración con los cocineros y hosteleros de Ginza fueron muy bien recibidos. Actualmente, la apicultura urbana está prosperando en diversas partes de Japón, desde Hokkaido a Okinawa. En Ginza, además de la apicultura, se está trabajando mucho para revitalizar la comunidad mediante la ecologización de azoteas urbanas y experiencias agrícolas creadas para los niños de escuelas primarias. «La cooperación agrícola y de bienestar tiene como objetivo promover la independencia y la participación social gracias a la agricultura y otras actividades agrícolas que se llevan a cabo en centros para personas con discapacidad. Hay diversas tareas que forman la apicultura, incluyendo el embotellamiento y la venta de miel o la elaboración de dulces, mediante las cuales la gente puede ganar confianza y descubrir la belleza de este trabajo», explican Kazuo y Sayaka Takayasu, los líderes de Slow Food Ginza.

«En junio de 2022, debido a la mala gestión de las colmenas centinela en el puerto de Newcastle, en la costa este de Australia, el parásito varroa destructor alcanzó nuestras costas. Hoy, una gran parte de las áreas costeras del estado de Nueva Gales del Sur son una zona roja en la que se han sacrificado a las abejas y se les están poniendo trampas utilizando el insecticida Fipronil», explica Amorelle Dempster, líder del Convivium Slow Food Maitland. «Desgraciadamente, numerosos agricultores y apicultores a pequeña escala están perdiendo sus medios de sustento, contribuyendo a la lenta muerte de la seguridad alimentaria en nuestra comunidad. Este programa masivo es muy caro y la ironía de toda la situación es que trata de proteger a los grandes productores de monocultivos, cuyos insecticidas y pesticidas son los que matan los organismos vivos de los que dependen los servicios ecosistémicos de la abeja europea para polinizar sus cultivos. Junto a nuestros productores del Mercado de la Tierra Slow Food de Maitland, y con la ayuda de la comunidad local, actualmente estamos creando un banco de semillas para preservar la biodiversidad local, que es esencial para nosotros y para nuestras queridas abejas».

«En 2022, la Comisión Europea publicó una propuesta para una nueva normativa sobre el uso sostenible de pesticidas cuyo objetivo es reducir en un 50% el uso de pesticidas en la UE de aquí al 2030 para proteger la naturaleza, los polinizadores y las personas», explica Madeleine Coste, directora de defensa de Slow Food. «Esta propuesta se ha encontrado con una tremenda oposición por parte de la agroindustria y sus aliados, desafiando el consenso científico sobre la necesidad de transformar nuestro sistema alimentario actual para así proteger la seguridad alimentaria a largo plazo. Es extremadamente urgente que los ciudadanos europeos se movilicen y recuerden, una vez más, a los que toman las decisiones su responsabilidad para conseguir la transición hacia un alimento sostenible y saludable». Ahora, para luchar por un mundo con menos pesticidas, las sedes europeas de Slow Food han lanzado una campaña online para pedir a la gente que envíe correos electrónicos personalizados para influenciar a los parlamentarios nacionales y europeos con el objetivo de que no bajen los criterios sugeridos por la Comisión Europea.  (ADD LINK)

«En Turquía, estamos animando a la gente a que cree su propia colonia de abejas en sus terrazas, poniendo muchas flores, mientras que los niños y sus familias participan en actividades educativas y catas», explica Yasmina Loknanoglou, portavoz del Patrimonio Alimentario de Tarsus.

La Fundación de Mujeres Apicultoras es la primera, y de momento la única, organización pública sin ánimo de lucro de mujeres registrada en Ucrania que promueve la concienciación sobre la importancia que tienen las abejas en la seguridad alimentaria; de igual modo lleva a cabo relevantes investigaciones y pone en práctica sus descubrimientos sobre la apicultura. «Para nosotros, todas las esferas de actividad se combinan de manera armoniosa en el hexágono de las celdas de la colmena, del trabajo a la cooperación, de la familia a la conexión con la naturaleza. Construimos un paralelismo entre las vidas de las mujeres y las vidas de las abejas», explica Leonora Adamchuk, presidenta de la Fundación. «Queremos ayudar a las ucranianas a probar y promover la miel local».

 

El papel de las abejas y los polinizadores

Los insectos polinizadores transportan el polen entre las flores de la misma especie, permitiendo la fertilización de estas plantas y el consecuente desarrollo de sus frutos y semillas. El milagro de la polinización se da de diversas formas, pero en la mayoría de los casos depende del trabajo de los insectos: Más del 80% (alrededor de 300 000 especies) de las plantas y el 75% (más de 300 especies) de nuestros cultivos principales dependen de los insectos polinizadores para poder reproducirse. El valor de los servicios ecosistémicos que proporcionan los insectos es enorme: si a los insectos se les pagara por el trabajo que hacen al producir nuestro alimento, el coste de la sociedad se estimaría en alrededor de 260 000 millones de euros al año.

Además de los servicios de polinización, las abejas proporcionan productos muy valiosos como miel, polen, jalea real, cera y propóleo, que los humanos han utilizado y valorado a lo largo de su historia.

Cuando escuchamos hablar de la disminución de las abejas, es importante recordar que esto no sólo afecta a las abejas melíferas, sino a todas las especies de la superfamilia apoidea, formada por más de 25 000 abejas. Estas abejas, que a menudo se denominan «salvajes» porque no se crían como las abejas melíferas, son igual de importantes que sus primas domesticadas para la polinización. Aunque se hable menos de su desaparición, esto no lo hace menos catastrófica.

La disminución de estos insectos amenaza no solo su biodiversidad y la de las plantas que polinizan, sino también la diversidad de otros animales, muchos de los cuales se alimentan directamente de estos insectos, como pájaros y anfibios. Y, por supuesto, su disminución supone un gran peligro para la humanidad, poniendo toda la cadena alimenticia en riesgo.

Información y vídeos sobre las actividades de Slow Food relacionados con las Abejas: https://www.slowfood.com/what-we-do/themes/bees-slow-food/

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