Un llamamiento a los jóvenes

appello“A los jóvenes campesinos, artesanos de la alimentación, pescadores, nómadas, índigenas que producen nuestro alimento cotidiano: en Milán les necesitamos, el mundo los necesita. Ustedes han decidido dedicar su vida a custodiar y cultivar el planeta y por ello ustedes son tan importantes.

Sí, porque los campesinos, tan cercanos a la tierra, nos pueden enseñar qué hacer para proteger la variedad de las semillas, las plantas, las razas animales, el agua, el suelo, las fuentes insustituibles de nuestra alimentación. Nos pueden enseñar cómo la labor que realizan día tras día está muy distante de cualquier forma de codicia, de egoísmo, de guerra. De todos los males generados por un progreso que más nada tiene que ver con la alegría de vivir, con la felicidad que deriva de las cosas bellas y buenas, de la compartición, de la sabiduría que preserva la tierra para transferirla mejor a las generaciones futuras.

Porque los campesinos no hacen las guerras, las sufren; no contaminan, son víctimas de la contaminación; no se enriquecen, están amenazados por los que se enriquecen sobre sus espaldas; tienen hambre y, paradójicamente, quien lo provoca son aquellos para quienes trabajan, para quienes producen el pan cotidiano.

El uso del tiempo, el significado del trabajo, el valor de los alimentos, el sentido del límite, la íntima relación con la naturaleza y con el ambiente son características profundamente humanas, pero nuestra especie las está perdiendo por el camino.

El mundo tiene necesidad de ustedes, jóvenes campesinos, de su ejemplo, de sus saberes, de su juventud y de su energía. Vengan a Milán en octubre, al final de la gran Exposición Universal dedicada a “Nutrir el planeta”: ¡quién mejor que ustedes, que alimentan al mundo con su labor cotidiana, puede ser si no protagonista de una movilización que finalmente emitirá un inequívoco mensaje de esperanza y de paz, de perspectiva de futuro, que trazará los surcos de un nuevo humanismo!

Ustedes, jóvenes campesinos de todos los rincones del mundo, son la esperanza del futuro de esta tierra que hoy pisoteamos, una posibilidad de redención para quien padece hambre y malnutrición; los primeros en grado de subvertir un sistema económico mundial que destruye el hogar que habitamos en nombre de una idea que confunde el desarrollo con el beneficio, el crecimiento con la pugna. Ustedes portan consigo una historia milenaria compuesta con cada zapa, cada arado, cada hoz, cada red de pesca, cada cacerola y cada cuchara, cada esfuerzo empleado por la tierra y por la alimentación: ustedes son quienes practican y propagan el “lento contagio del ejemplo”.

Dejen durante algún día sus campos, sus barcas, sus cocinas, sus tiendas, vengan a Milán para reunirnos, compartir sus ideas, hacer oír a todos las respuestas que el mundo busca y que nunca encontrará sin escucharlos.

Nosotros los esperamos, Milán los espera.”

  • Did you learn something new from this page?
  • yesno