Semillas libres y Sudamérica sin cultivos transgénicos

Con la oleada de la pandemia Covid-19, las grandes empresas agroindustriales, junto a los gobiernos de la región Andina, han estado presionando por la intensificación del cultivo de los OGM como forma de supervivencia o de creación de empleo y de producción.

Los expertos de la Red de Slow Food de Sudamérica abordaron esta creciente preocupación el 16 de junio durante una conversación virtual titulada, «Semillas libres y Sudamérica sin cultivos transgénicos». 

La Red Sudamérica de Slow Food, integrada por diez países de la región, está trabajando conjuntamente en áreas críticas: tierra, agua, semillas y cultura. Estos temas son la base de una alimentación buena, limpia y justa, y constituyen los valores fundamentales de Slow Food.

“Queremos trabajar juntos como una sola patria como Latino Americanos.”

Aqui esta un resumen de esta conversación:    

Los cultivos transgénicos o OGM, llegaron a Latinoamérica con gran fuerza en los años 90s, prometiendo estabilidad económica para los productores y campesinos. La realidad es otra, especialmente en países como Argentina donde la producción de cultivos OGM se ha multiplicado exponencialmente en los últimos 20 años. 


Marco Filardi, abogado de derechos humanos y soberanía alimentaria en Argentina, nos cuenta los problemas que esta masiva cultivación ha traído a las zonas rurales del país y a sus habitantes. 

 “Argentina fue el primer pais que recibio cultivos OGMs en 1996, los cuales fueron aprobados e impuestos sin pedir paso por congreso o votación, y sin ser primero traducidos del inglés a español,    o ser estudiados. El encargado, Felipe Solá secretario de agricultura, ganadería y pesca, decidió autorizarlos después de recibir la propuesta de Monsanto, cuando fueron autorizados en los Estados Unidos en los años 90s. 

Los cultivos empezaron con 5-8% de soja el cual se ha multiplicado hasta 60% de los cultivos. De hecho, de la superficie cultivada del país 80% es OGM, constituida por soja, maíz, algodón, alfalfa, 2 tipos de papa, y cártamo, entre los 61 productos aprobados. Esto convierte a Argentina en el tercer país con mayor producción de cultivos transgénicos en el mundo (30 millones de hectáreas), después de USA, Brasil (50 millones de hectáreas).

Las promesas con las que entraron hace 24 años de erradicar la pobreza y el hambre han fallado completamente, y en vez la vigente emergencia alimentaria en el país ha aumentado. La segunda promesa fue la reducción de agrotóxicos, los cuales se han aumentados 1500% desde la introducción de estos cultivos, incluyendo el glifosato, entre otros. Estos cultivos y sus productos derivados no solo afectan los recursos naturales y la biodiversidad, también son dañinos para la salud y la soberanía de los campesinos y habitantes.

Photo by Marco Vernaschi

En los últimos 20 años, se han perdidos las fincas de pequeños campesinos,  alrededor de 200 mil productores, ya que el sistema y la sistematización han promovido la consolidación de las fincas; la agricultura se extrangelizado con la compra de tierras por compañías multinacionales creando conflictos, desplazamientos de indígenas y campesinos. Este es un modelo violatorio de los derechos humanos.

 “La agricultura transgénica es la propagación colonizadora de las multinacionales en los territorios campesinos y debemos frenarlos”. Marco Filardi

Ahora estamos promoviendo el modelo de la agroecología de base campesina, empujando en contra de los cultivos transgénicos y de los agrotóxicos, siguiendo la idea de Ciencia Digna un término introducido por el científico Andrés Carrasco, quien difundió los resultados de investigaciones sobre los efectos de los agrotóxicos. La transición agroecológica es el reto grande que debemos tomar. RENAMA es una red que fomenta la agroecología en Argentina, demostrando que la agroecología es más que el huerto en patio de casa, y que se puede aplicar en gran escala.

Desafortunadamente Argentina no es el único país Latinoamericano sufriendo las consecuencias de la expansión y producción de los cultivos transgénicos. 

Natalia Bajsa de la red de Slow Food Canaria Uruguay cuenta una historia similar sobre el acogimiento de los OGM y los agrotóxicos en su país, los cuales fueron introducidos en 1996, y con ellos subió el uso del glifosato, glufosinato de amonio, y dicamba –  el cual es uno de los agrotóxicos más dañinos para la salud. 

La misma situación continúa tomando riendas en Bolivia, como nos cuenta Gonzalo Colque de la red Slow Food Bolivia, donde la larga población rural y campesina está viendo los resultados negativos de los últimos 15 años desde que se introdujo la soja OGM. A pesar de haber llegado con grandes promesas de más rendimientos por hectárea, reducción de químicos y agua, y mejores ingresos para los campesinos productores soyeros promoviendo una competitividad en el Mercado internacional.

“La soya tradicional fue totalmente reemplazada entre el 2005 al 2012, convirtiendo 1 millón de hectáreas en solo monocultivos, los cuales después de 10 años de producción redujeron su desempeño productivo, incrementando la deforestación por medio de la agricultura a gran escala, y empujando la ganadería en áreas adjuntas. 

La agricultura colapsada de los OGM acaparan 80% de la tierra plantable, reduciendo la agricultura biodiversificada, y poniendo en riesgo la soberanía alimentaria de los habitantes, ya que solo 12% de los plantíos son manejados por 80% pequeños agricultores, y el resto – casi 90% – es acaparado por unos pocos grandes productores.

La malnutrición ha subido debido a la falta de biodiversidad en la alimentación, y con el incremento de comida chatarra la obesidad a tomado niveles problemáticos. Si no cambiamos nuestro sistema de producción alimentario, en pocos años vamos a ser netos importadores de nuestros alimentos.”

En los últimos meses, el gobierno transitorio ha aprobado 5 cultivos transgénicos incluyendo la caña de azúcar, algodón, entre otros, utilizando las mismas tácticas y promesas de hace 15 años en otras regiones. También se está empujando un proyecto piloto de cultivos OGM trigo, antes de lanzarlo a gran escala. 

Leyes y Etiquetas 

En Perú, se pasó una ley en el 2011 que no permite la siembra de cultivos OGM por 10 años. La industria está empujando fuertemente para erradicar esta ley, mientras que las organizaciones civiles está trabajando en extenderla. Similarmente, en Ecuador se prohibieron la siembra de estos cultivos desde el 2008, sin embargo los cultivos se han infiltrado en medio de otros plantíos de forma ilegal.

Jaime Delgado de la red Slow Food Perú, Director del Instituto de Consumo de la Universidad de San Martín de Porres, argumenta la necesidad de proteger el patrimonio agroecológico y cultural.

“Perú tiene una enorme historia de diez mil años de agricultura, es un país megadiverso, entonces por qué poner en riesgo todo esto? Los campesinos y la agricultura familiar son los que nos alimentan, y es nuestro deber volver a la agricultura local, utilizando sistemas de riegos de los Incas, los cuales promueven la optimización de usos del agua. Debemos fomentar y conservar el intercambio de las semillas, ya que tenemos un banco de semillas vivos, cuidados por los campesinos, y una gran biodiversidad que está en peligro debido a los cultivos OGM”. 

Perú, al igual que Brasil, Bolivia, Ecuador, también tiene etiquetas en productos que contienen transgénicos, como parte del Código de Protección y Defensa del Consumidor. Sin embargo la industria ha puesto batalla para prohibir estas etiquetas dando numerous y porcentajes altos como mínimos para declarar los OGM.

“Después de varios años de lucha se ha logrado pasar esta ley que obliga a las compañías a declarar los transgénicos en las etiquetas. Grandes compañías como la productora de Chips Ajoy, sintieron la presión y cambiaron tácticas, algunas sacaron sus productos del mercado Peruano, y otras decidieron limpiarlos de ingredientes transgénicos. Es una pequeña victoria que demuestra el poder del consumidor”.

De igual manera, Richard Intriago, dirigente del movimiento nacional campesino ecuatoriano Fecaol – La voz campesina, nos cuenta de la lucha en contra de la Agro industria quien ha seguido empujando e invirtiendo en promover los cultivos OGM y el uso de agrotóxicos para desmantelar la ley que los prohíbe y así abrir Ecuador como una nueva frontera de producción.

“En Ecuador los gobiernos venden los transgénicos como parte de la modernización, nos dicen ‘Ecuador no se puede quedar atrás’ pero los campesinos han demandado a el gobierno múltiples veces, y en el 2019 ganaron una demanda encontra la soya OGM cultivada ilegalmente. La pandemia nos mostró que los campesinos somos los que producimos y alimentamos al pueblo, y vamos a seguir luchando por nuestra soberanía.”

Gabriel Troncoso, presidente de Slow Food Chile, confirma la comercialización casi secreta de los cultivos transgénicos en Chile 

“Desde April 1 salió una consulta ciudadana no circulante que es visible sólo por medio de la página web, donde aquellos que entiendan y deseen investigar se pueden dar cuenta de la resolución  donde se explica los cultivos OGM, sin embargo no es algo explicado a nivel local o nacional. 

Sabemos que la liberación de cultivos transgénicos aumentan el uso exponencial de los agrotóxicos en el territorio, además tienen como mandato institucional la compra de semillas híbridas para el uso en el mundo campesino, estos programas se van a apropiar de estas malas tecnologías para un nuevo modelo colonizador en el mundo campesino”.

Slow Food está en contra de la siembra comercial de cultivos genéticamente modificados (OGM) y trabaja para promover alimentos para consumo humano, y para alimentar a animales, sin OGM.Con los organismos genéticamente modificados (OGM) corremos el riesgo de transformar nuestros alimentos en un producto patentado controlado por algunas multinacionales y despojar a los agricultores y consumidores de sus derechos.

Gracias a los organizadores de este evento Rita Moya, Consejera Slow Food Cone Sur and Esteban Tapia, Consejero Slow Food países Andinos, y a los panelistas Gabriel Troncoso, Chile, Gonzalo Colque, Bolivia, Jaime Delgado, Peru, Marcos Filiardi, Argentina, Natalia Bajsa, Uruguay, Richard Intriago, Ecuador, por su tiempo y conocimiento.

  • Did you learn something new from this page?
  • yesno