Acuicultura
La acuicultura no es la solución
La acuicultura existe desde hace miles de años y es una fuente sostenible de proteínas en numerosos ámbitos y regiones, imitando a menudo la naturaleza o integrándose con otras producciones alimentarias.
La cantidad de peces que se crían para el consumo humano ha aumentado incesantemente durante los últimos 70 años. Los peces, gambas, cangrejos y moluscos son los animales marinos de crianza más comunes.
La rápida expansión y la consolidación corporativa de la acuicultura durante las últimas décadas ha generado una gran polémica, y desencadenado otras cuestiones importantes. A pesar de la mejora de los últimos años, la acuicultura sigue sin ser la respuesta a la sobrepesca o la seguridad alimentaria, y la cría de peces intensiva tiene muchas consecuencias negativas para el medioambiente y las comunidades pesqueras. Por ejemplo:
Destrucción de ecosistemas:
- Los peces se hacen daño, caen enfermos y se convierten fácilmente en víctimas de parásitos cuando están en cuevas. Para contrarrestar estos efectos, los piscicultores utilizan pesticidas y antibióticos que contaminan el agua. Las aguas residuales están llenas de residuos alimentarios, antibióticos y excrementos y crean espacios muertos en el fondo y en el entorno natural que de estas piscifactorías.
- A menudo, los ecosistemas se destruyen por completo para crear un espacio para la acuicultura intensiva. Esto sucede con los estanques que se construyen para criar camarones tropicales: se talan los manglares, lo cual lleva a la desaparición de todas las especies que se refugiaban en estos árboles, incluyendo pescado de valor comercial, ostras y pájaros entre otros, arrebatándoles además la protección frente a tormentas y tsunamis.
Presión sobre especies salvajes:
- Los peces que se escapan de las piscifactorías contaminan genéticamente a las poblaciones salvajes ya que luchan por los recursos y transmiten enfermedades.
- Los peces carnívoros que se crían en piscifactoría comen pescado y aceite de pescado, hecho con pescado de forraje (sardinas, anchoas, caballa, arenque y crustáceos, sobre todo krill). Estas especies son ricas en vitaminas, minerales y ácidos grasos omega-3. Durante la última década, se ha establecido un gran número de fábricas de pescado en África Occidental; esto lleva a una sobreexplotación de los pequeños peces de forraje, un alimento de primera necesidad para la región, que tradicionalmente eran capturados por pescadores artesanales y posteriormente eran ahumados y secados por mujeres transformadoras de pescado. La caída en las reservas de pescado está causando una inseguridad alimentaria, pérdidas de trabajos en el sector local artesanal, además de dañar el medioambiente y poner en riesgo la salud pública en las zonas donde se ponen plantas de alimentación de peces debido a la contaminación que generan.
Violación de los Derechos Humanos
- Según la Fundación de Justicia Ambiental, la industria de los camarones suele ser culpable de graves abusos, como acaparamiento de los océanos, desplazamiento de pueblos locales, intimidación violenta a los usuarios tradicionales de recursos locales, explotación laboral infantil y corrupción de autoridades.
Slow Food ha desarrollado un informe que pretende examinar el problema para dar orientación y comprensión, centrándose en cada uno de los casos y en el pescado bueno, limpio y justo que procede de un sistema alimentario sostenible. Así, hemos podido definir un marco conceptual que se articula en torno a numerosos principios fundamentales (generales y específicos) que examinan los elementos principales de la acuicultura, lo cuales se encuentran en el centro de cualquier evaluación y comprensión de acuicultura.