Slow Food en el Día Internacional de la Mujer «La agroecología es clave para promover la inclusión»

05 Mar 2024 | Spanish

Si nos fijamos en su etimología, inclusión significa pertenecer a un grupo, sentirse parte de él. El tema del Día Internacional de la Mujer de este año es de rabiosa actualidad y tiene un gran significado, especialmente teniendo en cuenta la situación sociopolítica y medioambiental.

«La alimentación nos concierne a todos. Aún así, a menudo se ignora y se subestima el papel de aquellos que ponen los alimentos en nuestros platos, especialmente el de las mujeres dentro del sistema alimentario. En todo el mundo, las mujeres desempeñan un papel clave en los sistemas alimentarios, que a menudo cargan con gran peso, pero aún así tienen muy poco poder de decisión o unos derechos de propiedad de la tierra muy limitados», dice Marta Messa, Secretaria General de Slow Food. Por otro lado, la inclusión trata de crear una sociedad en la que todo el mundo tiene la oportunidad de participar plenamente y de la que poder benefciarse sin importar sus orígenes ni su identidad. «Las mujeres pueden acelerar la transición hacia sistemas alimentarios sostenibles, especialmente en sistemas agroecológicos basados, entre otros principios, en la igualdad de género. Los principios de la agroecología proporcionan un marco en el que la diversidad, igualdad y justicia son piezas de un gran puzle formado por sistemas alimentarios sostenibles».

Hay muchas voces dentro del movimiento de Slow Food en todo el mundo, donde las comunidades intentan elevar el papel de las mujeres en la sociedad, luchando contra los prejuicios y la violencia, y llevando a cabo proyectos para que las mujeres sean libres e independientes.

Adelaida Bolom Gómez es una mujer indígena tzeltal and tzotzil de la Comunidad de Nueva Palestina, en el estado de Chiapas, México. A lo largo de su vida ha participado en numerosas actividades comunitarias, centrándose en conseguir que las mujeres tuvieran acceso a la tierra y en crear un huerto agroecológico dirigido por mujeres. «Promovemos la soberanía alimentaria y una buena alimentación para fortalecer las identidades y el papel de las mujeres en la produccón alimentaria preservando las semillas locales mediante prácticas agroecológicas. Hemos tenido dificultades a la hora de convencer a los grupos locales para que nos dieran acceso a recursos como agua y tierras, pero ahora ya entienden el valor de nuestro trabajo».

«Las mujeres de la red Dyikan Muras guardan semillas para las generaciones futuras», explica Aida Jamangulova, de la Comunidad Slow Food Ala-Too en Kirguistán. «Son las mujeres quienes principalmente cultivan hortalizas locales para preparar alimentos sanos y nutritivos para sus familas o para vender lo que les sobra en el mercado. Recientemente también han empezado a organizar escuelas agroecológicas locales donde las agricultoras con más experiencia comparten su conocimiento con las generaciones más jóvenes».

‘En toda Italia había antaño muchas comunidades de montaña que basaban su economía en la castaña, reuniendo a su alrededor a mujeres, hombres y niños, cada uno con su propio papel’, explica Linda Orlandini, una productora de los Apeninos boloñeses que trabaja en la regeneración de esta antigua tradición. El objetivo es revivir, precisamente a partir de la castaña, nuevas oportunidades para los jóvenes y revalorizar el papel central que desempeñaban las mujeres en el seno de las comunidades. Junto con otros castañeros, forma parte de la red italiana de Castañeros de Slow Food, que para Lidia «es un vehículo de conocimiento. Nos hemos redescubierto unidos por la misma pasión por este árbol extraordinario y poderoso y, hoy, nos damos confianza y coraje mutuamente».

Fatmata Mansaray, profesora local y agricultora ecológica del distrito de Kono, Sierra Leona. «En este Día de la Mujer, quiero destacar que el proyecto de Slow Food Gardens ha sido un éxito rotundo que nos ha cambiado la vida en la lucha por la inclusión dentro de nuestras comunidades, dándonos la posibilidad de colaborar con las autoridades locales y de abrir las puertas a oportunidades educativas que han sido transformadoras para la inclusión y el empoderamiento de las mujeres. Es testimonio del poder de la acción colectiva y de la gran transformación que se puede alcanzar al empoderar a las mujeres. Juntas estamos creando una sociedad más inclusiva e igualitaria para todos».

«Ser mujer en nuestras comunidades vinícolas significa desempeñar un papel que va mucho más allá de la elaboración del vino. Significa generar y regenerar, significa nutrir, cultivar y crear lazos fuertes, pero también cuidar de la tierra y de la producción. Todo ello siguiendo los principios agroecológicos y respetando siempre a nuestra madre tierra. Ahora nuestro compromiso consiste en llevar a cabo actividades de formación y concienciación para que las mujeres tengan los conocimientos para negociar un precio justo para sus tierras y sus productos, haciendo frente a las grandes industrias y a los grandes propietarios», nos cuenta Carolina Alvarado, productora de vino y coordinadora de la Comunidad Slow Wine Marga Marga en Chile. «Durante los incendios que destrozaron nuestra biodiversidad, vimos la fuerza con la que las mujeres mantuvieron los lazos dentro de la comunidad y la fuerza con la que los están reconstruyendo».

«El 8 de marzo me gustaría pediros, mujeres libres del mundo, que os convirtais en nuestra voz ahora que nos están haciendo callar, ahora que nuestros corazones están fríos y decepcionados con la vida, ahora que nos han arrebatado nuestros derechos», clama una joven activista afgana. «Para nosotras, las niñas y mujeres de Afganistán, la vida ahora es como una cárcel de la que no tenemos esperanzas de salir, no vemos luz ni calor porque nadie nos tiende la mano».

«Para conseguir un cambio de conciencia y para empoderar a las mujeres que viven en la zona de las montañas Gledić hemos organizado varios talleres para ellas y para los niños, abordando temas como los derechos y la violencia doméstica», explica Dragana Velovic, líder local de Slow Food Gledic en Serbia. «Demasiado a menudo las mujeres cargan con las tareas domésticas, el cuidado de los niños y el trabajo en el campo sin ningún tipo de reconocimiento de sus libertades, ni personales ni económicas. Estamos aquí para intentar cambiarlo».

«Slow Island Food & Beverage Co. se inspiró directamente en el ethos del movimiento Slow Food y en el ritmo lánguido de la vida en nuestra hermosa y pródiga isla natal». Fundada por la chef y empresaria Gida Snyder en 2017, Slow Island Co. crea productos básicos de despensa y productos alimenticios especializados a partir de ingredientes cultivados en Hawái. La gran misión de Slow Island tiene como objetivo fomentar relaciones duraderas con granjas y agricultores, al tiempo que proporciona tutoría y educación para jóvenes aspirantes a empresarios de diversos orígenes. «El bienestar de la comunidad es un valor clave para Slow Island, y creemos que nuestra seguridad alimentaria pasa por garantizar la salud y el bienestar de nuestros agricultores y tierras de cultivo. Nos asociamos directamente con nuestros agricultores isleños que cultivan con métodos sostenibles y regenerativos para obtener los ingredientes de nuestra línea de salsas, siropes y condimentos». Como mujer negra en el sector, la chef Gida es consciente del impacto que puede tener ver una representación positiva para otros jóvenes profesionales culinarios que buscan una carrera en la alimentación. Es miembro de Les Dames D’Escoffier International y de Slow Food desde hace muchos años.

Nacyb Allouchi y Hayet Taboui, presidenta y activista de Rayhana, una asociación activa en Túnez, explica cómo «abrieron la puerta a todas las mujeres y se han comprometido a desarrollar un movimiento transformador para una nueva generación de mujeres libres y conscientes, promoviendo una cultura del bien común y la protección ambiental con la reducción de las desigualdades de género y el fomento de oportunidades socioeconómicas para las mujeres». Rayhana, con el apoyo del proyecto internacional SUSTAvianFEED, desempeña un papel fundamental en el empoderamiento de las mujeres mediante la educación y el desarrollo de sus capacidades. Ofrecen programas de formación a medida que dan a las mujeres el conocimiento y las herramientas que necesitan para destacar en agricultura sostenible. Estos programas tratan una amplia variedad de temas, desde técnicas agrícolas ecológicas hasta prácticas de gestión sostenible de tierras. «Al potenciar las capacidades de las mujeres no solo estamos mejorando su sustento sino también fortaleciendo la sostenibilidad general de la agricultura».

Las comunidades locales pueden beneficiarse de cómo la agroecología fomenta la agrobiodiversidad y los ecosistemas resilientes, lo que puede llevar a la seguridad alimentaria y la estabiilidad económica, haciendo frente a los desafíos medioambientales como la crisis climática.

Las cuestiones de justicia social dentro del sector agrícola se abordan mediante la agroecología inclusiva, la cual garantiza el acceso a los recursos, a la tierra y a la educación desde una perspectiva social. Además, el énfasis en los sistemas alimentarios locales y de las comunidades en la agroecología va en línea con los principios de inclusión. Las economías locales pueden verse reforzadas al apoyar los mercados locales y a los pequeños agricultores, que también fomentan el sentido de comunidad y la responsabilidad compartida. La agroecología desempeña un importante papel en el desarrollo de sistemas alimentarios más inclusivos y resilientes, que prioricen el bienestar tanto de las personas como del planeta

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