por Marta Messa, Directora de la Oficina de Slow Food en Bruselas y Consejera Internacional de Slow Food
En enero de 2020, Slow Food publicó «Un Llamado Urgente a la accióon colectiva», pidiendo a todos los que pertenecieran a la red de Slow Food que nos ayudaran a organizar nuestro trabajo de manera más efectiva, y que midieran y señalaran el impacto de nuestras acciones en la creación de un mundo mejor.
La idea era que esta llamada a la acción se utilizara como herramienta de trabajo en todos los niveles de participación en Slow Food —desde los miembros individuales hasta los convivia; desde las organizaciones nacionales a las comunidades locales y temáticas— que se utilizaría como guía para identificar y establecer objetivos que nos hagan responsables los unos con los otros.
Esta llamada a la acción comienza describiendo el mundo que queremos: un mundo en el que todos, sin excepción, puedan disfrutar de un alimento que sea bueno para ellos, para quienes los producen, los cultivan, los pescan y bueno también para el planeta. Un mundo en el que las personas tengan una estrecha conexión con los ecosistemas resilientes que les rodean; un mundo en el que todas las personas se respeten y valoren la diversidad de las personas, culturas, lugares, alimentos y gustos.
Dada la complejidad de los sistemas alimentarios, no hay una solución universal. Nosotros creemos en la fuerza de la acción colectiva que crea relaciones de confianza y alcanza objetivos comunes.
Hay tres objetivos estratégicos establecidos en el llamado a la acción:
- defender la biodiversidad cultural y biológica,
- educar, inspirar y movilizar a quienes nos rodean,
- influir en las políticas de los sectores públicos y privados.
Esto no es ninguna novedad, ya que se trata de objetivos que siempre hemos tenido presentes. Lo que sí se ha desarrollado recientemente es que, por primera vez, aparecen articulados como una herramienta común: una llamada a la acción que pretende arrojar luz sobre el propósito de nuestro movimiento global.
Los tres objetivos estratégicos siguen la misma línea: defender la diversidad no excluye trabajar en la educación ni influenciar las políticas. Al contrario, uno de los aspectos que hace que Slow Food sea único es su enfoque holístico a la hora de trabajar en los proyectos, logrando más de un objetivo a la vez.
Esta llamada a la acción nos ayuda a ver de manera más clara cómo están conectados nuestros esfuerzos individuales y cómo nuestro impacto es mucho más que la suma de acciones colectivas.
En todo esto, el elemento que caracteriza el compromiso de Slow Food es la alegría que nos proporciona el alimento como herramienta para cambiar el mundo.