En la ilustre ciudad de Bayamo, Cuna de la Nacionalidad Cubana, la comunidad de Peralejo celebra cada año una fiesta poco común. Se trata de una celebración dedicada al marañón, fruto en peligro de extinción con notorias propiedades nutricionales y medicinales. Conocido por varios nombres según la región o país, el Anacardium Occidentale es el fruto de un árbol originario del nordeste de Brasil, lugar donde se le conoce por “cajú” o “castaña de cajú”. Existen dos especies: el anacardo rojo y el común, ambas de particular belleza por la singularidad de su forma que unida a sus atractivos colores le confiere una imagen sensual. No es de extrañar que en algunas culturas, sea asociado a la fertilidad.
El marañón ha servido en la cocina popular de varios países para la elaboración de mermeladas, dulces en conserva, jaleas, turrones y jugos, entre otros. Su semilla es la parte de mayor demanda a nivel mundial, pues se utiliza para aplicarla en las dietas, la cosmética y la repostería.
En Cuba tiene un festival propio gracias al entusiasmo de los pobladores de la comunidad de Peralejo. Allí se le dedica un homenaje digno, tributo a la conservación de la biodiversidad y las tradiciones culturales. Durante los días 6 y 7 de mayo de este año fueron múltiples las actividades realizadas en torno al Festival del Marañón. Slow Food International estuvo presente en el territorio de la Provincia de Granma al apoyar este Festival encaminado al rescate del fruto. Asimismo se propició la enseñanza en torno a la protección y conservación del medio ambiente. Cabe mencionar que en la misma comunidad fue celebrada a su vez la Segunda Edición del Taller Provincial de Educación Ambiental.
En este lugar privilegiado por la naturaleza es donde vive José Antonio Arias Meriño, quien es el principal organizador de los mencionados encuentros anuales. Se trata además del líder del “Convivium Frutas Tropicales”, donde el marañón, categorizado en el “Arca del Gusto”, es el núcleo de la convocatoria. Este Festival logra reunir a personas de todas las edades y ocupaciones y en particular, a los niños de la escuela primaria José Tey y a sus maestros.
En defensa de la naturaleza se realizaron recorridos por las fincas, comidas criollas, bailables y ferias. Algo especial fue la acción del proyecto Mi huella en la Comunidad con la siembra de una planta por cada uno de los participantes como aporte a la forestación de la localidad. De gran impacto comunitario ha sido también el concurso Así veo mi entorno donde fueron premiados el pionero Darían Naranjo Nuviola con el primer lugar, y para Natalí Licea Vázquez y Dalenis López Machado, el segundo y tercer premio respectivamente. El Festival tiene su Gran Premio Peralejo que se otorga a las creaciones culinarias y de repostería. En esta ocasión el mismo fue obtenido por Cristina Tamayo Licea, un ama de casa quien elaboró una deliciosa Barra de leche y marañón adornada con semillas tostadas del fruto. Este concurso es un aporte del Festival a la Conservación del Patrimonio Intangible de Bayamo al mantener viva sus tradiciones alimentarias. Asimismo los Talleres de Trabajo, realizados a la sombra de los árboles de marañón revestidos con sus hermosos frutos, sirvieron para la socialización de experiencias y conocimientos de educación ambiental a través de doce ponencias. Conjuntamente se efectuó una exposición de platos tradicionales elaborados con el fruto del marañón y en diferentes combinaciones de dulces.
Se estima que asistieron más de quinientas personas, aunque el alcance del evento rebasó el marco local para dejar una impresión muy favorable en la población y en las autoridades de la Provincia de Granma. Se espera que los próximos festivales a celebrar sean de carácter nacional por sus aportes a la cultura y al Medio Ambiente.
Según Yamilet Magariño, chef estrella de la cocina cubana actual, “el Festival del Marañón en Peralejo es un acontecimiento espectacular por la alegre entrega de sus gentes y por la energía e historia del lugar que solo asistiendo se puede comprender”. Asistir y compartir en el 2018 será la mejor forma de apropiarnos de la magia de esa fiesta única en el país. La invitación queda hecha.
(por Cubapaladar)