
Ese soy yo: soy José Luis, tengo 45 años y mis colegas pescadores me llaman la Rana. Mi familia es originaria de la Isla Cozumel, pero yo vivo en Felipe Carrillo Puerto, en el estado de Quintana Roo, con mi esposa. Cuando no me dedico a la pesca de langosta, presto servicios turísticos para que las bellezas de las Reservas Marinas sean conocidas.
Mi vida en la pesca: aprendí a pescar en Cozumel de niño gracias a lo que mi abuelo me transmitió. La pesca siempre ha sido mi pasión, entré en la Cooperativa Cozumel hace 30 años gracias a mi papá y hoy soy socio, buzo y capitán de la embarcación María José. Mis días como pescador son todos iguales, pero todos muy bellos.
Lo más bonito de ser pescador es: compartir historias, experiencias y nuevos conocimientos sobre las técnicas de pesca sustentables.
Lo más difícil de ser pescador es: ver como el cambio climático nos está afectando y enfrentar fenómenos climáticos como los huracanes.
Historias del mar: en mi vida de pescador he visto cosas increíbles: como cuando vi por primera vez un tiburón ballena o cuando me tocó ver cómo nace un delfín, ¡fue único!

Ese soy yo: tengo 24 años, nací y me crie en la Isla Cozumel, en el estado de Quintana Roo, donde vivo actualmente. Estoy casado con Michelle y tengo un hijo, Hansel.
Mi vida en la pesca: Aprendí a pescar desde muy joven, en la Bahía del Espírtu Santo. Hace 8 años, gracias a mis amigos, me acerqué a la Cooperativa Cozumel y me convertí en uno de sus miembros. Actualmente soy el chalán de la Cooperativa mientras que en mi embarcación trabajo como buzo. Una de mis fortalezas es saber bucear a pulmón.
Lo más bonito de ser pescador es: poder comer una buena y fresca langosta después de un provechoso día de pesca.
Lo más difícil de ser pescador es: tener que enfrentar días de mal tiempo con vientos y lluvias que impiden pescar.
Historias del mar: Cuando estaba aprendiendo a pescar se me acercó un escochín que me mordió la pierna y me causó una herida; me espanté mucho. Otro día nos golpeó un fuerte chubasco que nos quitó la visibilidad y nos dificultó el regreso a tierra. Por suerte lo logramos y sobrevivimos.