Embarcación Claudia

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Reyes Manuel Carbajal Caamal (Camotín)
Nombre de la embarcación
Claudia
Lugar de pesca
Bahía del Espíritu Santo, Sian Ka’an, Quintana Roo
Técnica de pesca
Lazo y casitas
Especies pescadas
Langosta y escamas

Ese soy yo: Mi nombre es Reyes Manuel y me llaman Camotín. Tengo 22 años y mi familia es cozumeleña. Actualmente vivo en Cozumel con mi pareja y nuestros hijos.

Mi vida en la pesca: Aprendí a pescar con mi abuelo, en la Bahía del Espíritu Santo. Uno de los recuerdos más lindos que tengo es de cuando lacé por primera vez una langosta viva. Gracias a mi abuelo, hace 6 años me acerqué a la Cooperativa Cozumel donde ahora me desempeño como chalán. En la embarcación Claudia trabajo como buzo y pesco con mi papá, Colorado.

Lo más bonito de ser pescador es: Compartir y recordar experiencias con mis colegas pescadores.

Lo más difícil de ser pescador es: Dejar a la familia.

Historias del mar: Un día tuve la suerte de poder ver unos huevos de tortuga bajo el agua, «¡fue maravilloso!

Manuel Jesus Camaal Aguilar (Colorado)
Nombre de la embarcación
Claudia
Lugar de pesca
Bahía del Espíritu Santo, Sian Ka’an, Quintana Roo
Técnica de pesca
Lazo y casitas
Especies pescadas
Langosta y escama

Ese soy yo: Mi nombre es Manuel Jesus Camalla Aguilar, tengo 50 años, me llaman Colorado y soy socio fundador de la cooperativa Cozumel desde sus
inicios.

Mi vida en la pesca: Yo nací en la isla de Cozumel, no tuve la posibilidad de estudiar y por lo tanto con mis hermanos empecé a pescar desde muy joven. En los inicios de la cooperativa, cuando se fundó, pescaba desde Cozumel hasta Banco Chinchorro porque todo era libre, no había concesiones y éramos de las pocas cooperativas. De nuestra cooperativa surgieron después las cooperativas Vigía Chico y José María Azcorra. Andábamos con un barco nodriza grande y pescábamos con lanchitas muy pequeñas: zarpábamos temprano o de noche y no parábamos hasta dormir en Banco Chinchorro. A veces salíamos de Cozumel a las 11 de la noche y para medio dia del día siguiente ya estábamos en Uvero (la costa por arriba de Mahahual) y de ahí anclábamos en Chinchorro a las 4 de la mañana del otro día, osea 29 horas de navegación aproximadamente. Después de trabajar unos días en Chinchorro y recoger producto regresábamos. Sólo utilizábamos el gancho para pescar y por lo tanto se comercializaban unicamente las colas. Cuando regresábamos siguiendo la corriente desde Chinchorro ya no parábamos en la costa, nos seguíamos directo y pasábamos navegando toda la noche, amanecíamos en Cozumel y había que empacar la langosta que traíamos.

Lo más bonito de ser pescador es: Que cuando hay pesca estamos contentos y cuando no hay pues también estamos contentos, porque si no eres así pues no puedes ser pescador.

Lo más difícil de ser pescador es: Cuando hay malos tiempos y no hay trabajo, porque ya invertiste en despensa, comida, tiempo y gasolina y dejaste a tu familia para venir a pescar y pues puedes pasar hasta una semana sin salir a pescar nada.

Historias del mar: Una historia curiosa me pasó cuando estábamos en Banco Chinchorro y salimos desde Cayo Norte a trabajar atrás del arrecife. Ahí el muchacho que se quedó en la lancha mientras nosotros estábamos en el agua se descontroló y se le volteó la lancha. No la pudimos voltear solos y un compañero nadó hacia otro barquito que estaba por ahí en Cayo Centro y que venía de Xcalak, pero no quisieron venir a ayudar. Logramos finalmente voltear la lancha y achicarla (sacar el agua) y echar a andar el motor que era solo de 6 caballos de fuerza, con una sola bujía funcionando. Una vez que llegamos al barco con bien, después regresamos al sitio donde nos volteamos por el equipo y la langosta que había porque era buen refugio.