El Festival de Comida Consciente se llevó a cabo el 6 de octubre de 2018 en su quinta versión. El evento busca informar sobre los principales problemas de nuestro sistema alimentario actual, mostrar alternativas para un consumo más sostenible y articular a los proyectos y emprendimientos que trabajan en este camino.
Con la participación de más de 100 emprendimientos se demostró que una alimentación sostenible en la ciudad es posible para todos los bolsillos.
Los más de 5000 visitantes de la ciudad de La Paz y El Alto que asistieron al Festival se sorprendieron con tanta diversidad, degustaron más de 4000 platos, y sólo produjeron cuatro bolsas de residuos sólidos.
En el encuentro estuvieron presentes personas protagonistas de todo el ciclo de nuestra alimentación:
- Productoras y productores agroecológicos de hortalizas, quinua, miel, café y otros trajeron sus productos desde huertos periurbanos de la ciudad de El Alto, de Irupana y otros rincones de Bolivia. En esta etapa de producción se comercializan alimentos sanos, producidos respetando los procesos naturales, sin utilizar agroquímicos y cuidando nuestra diversidad.
- Personas que trabajan en transformación y le dan un valor agregado a los alimentos, a través de procesos naturales, que cuidan la salud y promueven nuestra diversidad local.
- Cocineros y cocineras trabajando en el sector de gastronomía, que llevaron desde tucumanas hechas con quinua, queques a bases de frutas y harinas de granos andinos, platos tradicionales en su versión más sostenible, sabores del mundo con ingredientes locales, jugos de frutos olvidados, etc. Una infinidad de platos cuyos precios variaban entre Bs. 6 y Bs.25 y que a la vez transmitían los criterios de la Comida Consciente.
- Finalmente marcaron su presencia organizaciones que trabajan en continuidad del ciclo. Estas organizaciones y demuestran que la alimentación es parte integral para tener una vida más respetuosa con el medio ambiente. Hubo juegos para niñxs, empresas de reciclaje, alternativas al plástico, hidroponía y huertos urbanos, medicina y cosmética natural y sobre todo mucha información.
Uno de los principales retos de un festival de esta magnitud es la coherencia.
¿Cómo podemos tener un Festival enfocado en la alimentación que cuide el medio ambiente en su totalidad? Para esto se tocaron dos aspectos principales. Primero se evitó el uso de plásticos desechables, para lo cual se realizó una instalación llamada “EcoDisco”. En esta instalación las personas podían alquilar su plato, vaso y cubiertos por 1 Bs. Y luego de comer, tuvieron la opción de lavarlos. Ningún emprendimiento llevó vajilla desechable, se vendieron tuppers y se hizo una campaña de comunicación para que las personas lleven sus envases tanto para comer ahí como para llevarse comida, la cual resultó efectiva. En este mismo reto de no generar basura, no se repartieron panfletos o papeles. Para evitar eso se hizo una “EcoGuía” digital, de acceso gratuito donde está la información de todos los emprendimientos y colectivos participantes.
Por otro lado, se ahorró mucha agua. Se gastaron menos de 500 lt. de agua para el lavado de los platos, cumpliendo todas las normas de higiene y demostrando nuevos métodos de eco-aseo.
El arte consciente no pudo faltar. El día estuvo lleno de teatro, música, rap consciente, danzas nacionales, body paint y más, todos alimentando el alma con mensajes de cuidado de nuestro planeta y nuestra salud.
El Festival es co-creado y co-organizado de manera voluntaria por el Movimiento de Comida Consciente, con el liderazgo de La Casa de les Ningunes, el apoyo de Slow Food Bolivia y la ayuda de muchas personas, quienes a lo largo de meses de trabajo previo generan acuerdos, buscan la coherencia en la producción del festival y construyen soluciones conjuntas para una mejora de nuestros sistemas alimentarios.
Aún queda mucho por hacer, pero la participación y las ganas de la gente en construir realidades más sostenibles a partir de la alimentación nos llena de energía y de certeza de que podemos cambiar el mundo un plato a la vez.