Dulces caracoles

Los caracoles de la Rosa son un dulce típico de la Puebla de antaño, a veces desconocidos entre nuestros contemporáneos; tienen la forma de pequeños conos rollizos horneados y suaves a base de masa para buñuelos rellenos con una densa mezcla de merengue o turrón blanco, parecen cucuruchos con helado y suelen confundirse con los gaznates cónicos o cilíndricos rellenos de merengue e incluso se llega a creer que gaznate es sinónimo de caracol pero tienen diferencias significativas. Se llaman caracoles quizá por su forma cónica muy similar a las conchas de los caracoles marinos utilizados por los pueblos nahuas mesoamericanos.

Los caracoles se elaboran desde hace 106 años en la ciudad de Puebla por la misma familia, la iniciadora fue Luz María Sánchez Ruiz quien los ofertaba en una vitrina con ruedas por el centro de la ciudad, su hija Rosalía Sánchez Sánchez continuó su elaboración y venta en la Calle de los Dulces (6 oriente), de ahí el nombre de caracoles de la Rosa, sus descendentes continúan la tradición hasta nuestros días.

A diferencia de los gaznates que se encuentran con los pintorescos merengueros ambulantes y pregoneros, los caracoles se pueden encontrar en la vitrina de un estanquillo en charolas de aluminio en la calle 6 oriente, se pueden pedir para comer al momento y para ello el cono es envuelto en un trozo de papel china o se pueden pedir para llevar y conservarse en refrigeración. Generaciones de poblanos, visitantes y turistas han degustado los auténticos y deliciosos caracoles que sin duda se quedan en la añoranza de nuestros paladares.

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Horticultora, foodie o comidista, investigadora cultural gastronómica y cronista de México para Slow Food internacional
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