La Cioccolateria Artigiana Guido Gobino está considerada hoy como una de las entidades más interesantes de la producción artesanal de chocolate, en Italia y fuera de ella. Su producción se caracteriza por una cuidadosa selección de las mejores materias primas, el control de la cadena productiva, la búsqueda de nuevos sabores con todo respeto por la tradición, las tecnologías de vanguardia y el cuidado diseño de las confecciones.
Amigo de Slow Food desde siempre, Guido Gobino se ha acercado a la asociación del caracol todavía más cuando -con Terra Madre y la Fundación Slow Food para la Biodiversidad– las prioridades se han trasladado hacia la agricultura, y el horizonte asociativo se ha ampliado hacia todos los países del mundo, implicando aun centenares de pequeños productores de cacao en América Latina.
Por eso, con motivo de los 50 años de gestión familiar de la empresa, Gobino ha decidido estrechar una alianza con los Baluartes Slow Food y seleccionar el cacao de la Chontalpa (México), para la producción de una línea de chocolate.
El encuentro con los Baluartes Slow Food se produjo en la ruta por América Latina, durante la continua búsqueda de un cacao de calidad. A partir de octubre de 2014 Guido Gobino presentará Chontalpa (nombre de una de las cinco regiones en que se subdivide el estado de Tabasco, conocido por ser una de las áreas donde se concentra la producción de cacao), la línea de chocolate elaborada con el cacao del Baluarte Slow Food mexicano. Hoy la colaboración ya se halla en la parrilla de salida: 25 productores del Baluarte han ultimado la cosecha de las habas; en la otra parte del océano, en Italia, Gobino ha puesto a punto las recetas para dar comienzo a la producción: el cacao es un producto natural sometido a las condiciones climáticas, cambia y sigue el ritmo de las estaciones y de la naturaleza; solo un artesano en grado de trabajar el chocolate a partir de la materia prima, las habas de cacao exactamente, está en condiciones de exaltar al máximo las características de las habas del Baluarte del chocolate.
«El futuro de las pequeñas empresas artesanales está estrechamente relacionado con el éxito de los cultivos de los que dependen» sostiene Guido Gobino. «Para nosotros esta es la ocasión de orientarnos hacia objetivos de sostenibilidad y colaboración directa con los productores, para mejorar sus condiciones de trabajo y garantizar una cada vez mayor calidad para nuestro chocolate». Los fines de la colaboración con Slow Food son varios: trabajar en estrecho contacto con los productores y ayudarlos a mejorar la calidad de las habas de cacao; hacerlos partícipes y conscientes del desarrollo del proyecto y garantizarlos una retribución justa gracias a la eliminación de la figura de los intermediarios; desarrollar un empaquetado sostenible (realizado con material de desecho de la elaboración de la caña de azúcar, sin encoladura y con colores naturales); y elaborar una información trasparente para el consumidor (a través de la etiqueta narrativa).
El proyecto nace igualmente para poner en valor la realidad de la Chontalpa, reconocida como lugar de origen del cacao criollo (la variedad más rara y apreciada) y principal cuna de un producto renombrado en todo el mundo. El estado de Tabasco es el principal productor de cacao en México: el 67% de la superficie está dedicada a este cultivo, que representa cerca del 80% de la producción nacional. Aunque el cacao es un elemento central de la vida de los pequeños productores agrícolas de la Chontalpa, estos han de afrontar a diario una situación económico-comercial adversa. Las dificultades de acceso al crédito y las distancias del mercado nacional, menoscaban la posibilidad de recibir asistencia técnica; resolver problemas fitosanitarios; transformar el cacao con maquinarias y técnicas adecuadas; proponer un semimanufacturado que garantice una remuneración proporcionada. Por otra parte, en el mercado local, el único al que estos productores tienen acceso, los intermediarios imponen sus condiciones, desfavorables con frecuencia e incapaces de traducir al valor de mercado la calidad efectiva de la materia prima.
Gobino se compromete a comprar el cacao a los pequeños productores del Baluarte directamente y a sostener las actividades adquiriendo la materia prima a un precio ecuo que perciban integramente los productores, sin la figura de los intermediarios. Este chocolate, por otra parte, nace a partir de un reglamento de producción redactado a cuatro manos con los mismos productores y Slow Food: será el primer chocolate con la marca Baluarte Slow Food; un chocolate bueno, limpio y justo.