Sudáfrica: ¿qué está sucediendo?

26 Jul 2021

Las noticias que nos llegan estos días de la red de Slow Food en Sudáfrica son muy preocupantes.

Los violentos disturbios acontecidos en Durban, Johannesburgo y las secciones de la carretera principal entre Johannesburgo y Durban han causado daños por valor de miles de millones y más de doscientos fallecidos. Desde que empezaron los disturbios en Sudáfrica la semana pasada, después del encarcelamiento del expresidente Jacob Zuma por desacato al tribunal, decenas de camiones de mercancías han sido atacados por la muchedumbre, despojados de su carga y, la mayoría de veces, incendiados o desmantelados. El expresidente Jacob Zuma, implicado en una extensa investigación sobre denuncias de soborno y corrupción durante su mandato, fue detenido por desacato al tribunal y sentenciado a 15 meses de prisión por su reiterada negativa a participar en el proceso judicial.

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El lunes de la semana pasada, más de 200 centros comerciales ya habían sido saqueados y los comerciantes ya habían perdido aproximadamente 2.000 millones de rands sudafricanos, pero el saqueo no solo ha ocurrido en las ciudades más grandes, sino que también ha sido significativo a lo largo de la ruta de transporte principal entre la costa y Johannesburgo. En algunas localidades más pequeñas, no hay ni una tienda, gasolinera o farmacia que no haya sido saqueada o incendiada. En algunas localidades, los centros médicos y las escuelas han sido saqueados en los disturbios que se expandieron de las grandes ciudades a los pequeños pueblos y municipios. La armada ha desplegad alrededor de 25.000 personas para ayudar a detener el reino de violencia y destrucción y para patrullar las calles de las áreas más afectadas.

«Mientras se van calmando las cosas, existe la perspectiva de que el sufrimiento sea más duradero», explica Arnold Tanzer, de la Alianza de Cocineros de Slow Food. «El hambre y la escasez de alimentos en algunas áreas eran problemas anteriores a los disturbios debido, en parte, a los confinamientos por coronavirus cuando la pandemia surgió en el país, pero ahora estos problemas corren el riesgo de verse aumentados por los destrozos. Sudáfrica tiene una de las tasas de desempleo más altas del mundo y, según algunas estimaciones, alrededor del 74 % de los jóvenes son desempleados y no tienen el menor atisbo de esperanza en el futuro; años de corrupción han dado lugar a una nación con la mayor brecha entre las personas que tienen recursos y las que no».

Podría decirse que fue el bloqueo pandémico más severo del mundo (que ha resultado en que muchas personas hayan perdido sus trabajos y cerrado sus negocios definitivamente durante el último año). Además, ha habido poca o ninguna ayuda  asistencia social por parte de un gobierno que se está fortaleciendo después de 8 años de corrupción.

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Mientras que las grandes empresas están abasteciendo en los centros más grandes de Durban y Johannesburgo, los camiones que transportan productos esenciales y combustible pasan por las localidades más pequeñas.

Los agricultores locales y las organizaciones comunitarias que trabajan en el terreno están empezando a limpiar y a dirigirse a las empresas de seguros para recaudar dinero para la reconstrucción, que, en cualquier caso, necesitará mucho tiempo. Muchos negocios pequeños no tienen seguro y han optado por no reconstruir.

En las localidades más pequeñas se necesitan urgentemente los productos básicos más básicos, como harina, levadura, café, té, productos secos (como vegetales en conserva y cereales) y medicación básica (desde tiritas hasta pastilla para el dolor de cabeza).

Justo después del confinamiento, Chef with Compassion, una organización de rescate alimentario que trabaja con voluntarios, y la Alianza de Cocineros de Slow Food en Sudáfrica reaccionaron inmediatamente. Juntos enviaron alrededor de 6 toneladas a las comunidades locales, que incluían fórmula para bebés, cereales para hacer gachas, pienso para animales y 500 listos de sopa nutritiva.

«Esperamos poder recaudar más fondos y llevar más productos a las comunidades afectadas durante los siguientes meses», dice Steven Maresch, uno de los cocineros de Slow Food involucrado en el proyecto. «Aquí las comunidades tienen que lidiar con la COVID y más recientemente con los disturbios. Una de las cuestiones más urgentes es la escasez de alimentos: muchas familias están empezando a verse en la tesitura de desconocer cómo lograrán la siguiente comida. Necesitamos recaudar fondos para que las comunidades puedan tener huertos, de modo que podamos encontrar soluciones suplementarias», termina diciendo Ntuthuko Tshabalala, un cocinero con base en Soweto. Y siguiendo esta petición, la Fundación Slow Food decidió hacer una donación apoyando la red de huertos de esa zona.

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