Slow Food pide que el asesinato de Maldonado no quede impune
23 May 2018
La noche del 16 de mayo en Huehuetenango fue asesinado Luis Armando Maldonado Marin, animador de asociaciones campesinas con base en Guatemala y referente del Baluarte del Café de las Tierras Altas de Huehuetenango. En las últimas dos semanas, Guatemala ha visto morir a otros tres líderes de organizaciones que trabajan por la defensa de los derechos humanos.
«Las noticias que llegan de Guatemala son siempre devastadoras, tanto desde el punto de vista emocional como desde un punto de vista ético», comenta Piero Sardo, presidente de la Fundación Slow Food para la Biodiversidad. «Nos hacen entender cuánto sea difícil trabajar y vivir allí, respetando los cánones de sostenibilidad y equidad. Esta noticia nos afecta de una manera particular ya que toca directamente el corazón de nuestro Baluarte. Espero que todo continúe, que hayan otras personas que tomarán este difícil legado. Pero ciertamente, cada vez que sucede un golpe así de grave, se hace difícil, incluso improbable, que alguien quiera asumir los riesgos con todos los temores que existen, y es esta la mayor preocupación. La otra preocupación es estar cerca de la familia, que ha tenido una enorme pérdida desde el punto de vista cultural y desde el punto de vista de la sostenibilidad financiaría».
«La lucha por la tierra de las comunidades indígenas contra la invasión del cultivo de palma en la costa y el uso de los recursos hídricos para la generación de electricidad en el interior están regulados por la represión judicial y el asesinato de los líderes» denuncia Marco Ferrero, presidente de Pausa Café, una cooperativa de tostado de café con sede en Turín, con quién Slow Food ha lanzado el Baluarte de café de Huehuetenango y el proyecto de marca de cafés de los Baluartes Slow Food. «Luis Maldonado ha demostrado con su propia vida que la comunidad de productores organizados puede convertirse en la protagonista de una historia centenaria que la excluyó de los frutos de su propio trabajo, beneficiando a grupos oligárquicos inescrupulosos».
Experto conocedor del mundo del café, después de haber trabajado en la oficina de pastoral de la tierra de Quetzaltenango, dedicó su propia vida a la promoción de pequeños productores de café en Guatemala, colaborando con organizaciones locales e internacionales, como Oxfam, Pausa Café, Slow Food (en donde tuvo un papel central en la creación del Baluarte del Café de las Tierras Altas de Huehuetenango). En el 2014 fundó la Asociación de Cafés de Guatemala Asdecafe, la cual en pocos años fue capaz de agrupar nuevas organizaciones. Asdecafe lanzó una política de comercialización innovadora, basada en la distribución equitativa de los ingresos generados a los productores, la atención a la calidad a través de servicios prestados a los productores en todas las etapas de producción de café y la sostenibilidad ambiental y social. Estás prácticas determinaron su éxito, llegando a exportar más de 30 contenedores de café certificado en el 2017 a los Estados Unidos, Canadá y Europa. Números significativos en un país donde el asesinato de una persona cuesta menos de 800 dólares.
Slow Food y Pausa Café exigen fuertemente que su asesinato no quede impune.
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