Semillas tradicionales para cultivar el futuro

09 Ene 2015

seeds-slowfoodUna canción de Sergio Endrigo declaraba: «para crear un árbol es necesaria una semilla, para crear la semilla es necesario el fruto». De esta forma se explicaba a los niños que había un vínculo entre la mesa de madera y la semilla plantada en tierra… Más estrecho aún, y más fundamental, existe el vínculo entre la verdura o la fruta o el plato de arroz que tenemos sobre la mesa y la semilla que lo ha generado.

Ciertamente: un consumidor responsable ha de asumir mil responsabilidades antes de comer alguna cosa. Vigilar que el alimento haya sido producido respetando el medio ambiente, el bienestar animal, a quien lo haya cultivado o criado; que no haya contaminado; que no haya consumido demasiada agua…

Captar el vínculo con las semillas de las que procede un tomate, una hoja de ensalada, una sopa de legumbres, es un paso adicional, tan importante como los demás.

Esta es la razón de que Slow Food dedique su nuevo “Comámoslos justos” a las semillas, elemento básico de toda nuestra alimentación. Para que cuando hagamos la compra o cocinemos nos preguntemos también quién ha producido, seleccionado o adquirido las semillas empleadas para producir nuestra verdura, y nuestro pan y nuestra pasta, e incluso nuestra carne, visto que los animales de cría se nutren con vegetales. Y por eso hemos decidido abordar el tema con una sección de la web Sloweurope [en inglés], a fin de proponer un marco legislativo y de políticas públicas que salvaguarde la diversidad y al mismo tiempo garantice la sanidad y la trazabilidad de las semillas tradicionales.

 

Entre los destinatarios de la guía “Para cocinar un plato se necesita una semilla” se hallan igualmente los horticultores aficionados, o sea, quienes se dedican con pasión al huerto doméstico sin saber a menudo de dónde vienen y cómo han sido elegidas y producidas las plantas que ellos cultivan, cómo orientarse en la compra de semillas o, también, cómo hacer para renovarlas año tras año sin necesidad de su compra.

 

Actualmente el 53% del mercado global está en manos de las tres primeras empresas de semillas, y las primeras diez controlan el 76%. Son por tanto muy altas las probabilidades de que las semillas que utilicemos sean variedades comerciales producidas por la industria, aquellas que en la bolsita están marcadas con las siglas F1 y F2. Y sin embargo, elegir semillas diversas, locales y tradicionales acaso sea difícil, pero no imposible: se pueden obtener de un campesino, un viverista, un instituto agrario o un centro de investigación, o aun navegando en la red o buscando webs especializadas. Entre las muchas ventajas las semillas locales y tradicionales te permitirán autoproducirte la semilla para el año siguiente, si deseas hacer todo por ti mismo, a partir de los frutos que generen las plantas. Si acaso no serán supersemillas perfectas y, fácilmente, de un centenar de ellas germinarán poco más de la mitad, merece la pena practicar este sistema en un pequeño huerto, privilegiando la calidad –en términos de gusto- y la variedad de lo que plantas respecto de las garantías de uniformidad y rendimiento óptimo de las semillas comerciales.

La nueva guía de semillas se puede descargar gratuitamente en nuestras webs: https://www.slowfood.com/sloweurope/wp-content/uploads/ITA-libretto-semi-b.pdf [en inglés]

 

El vídeo sobre las semillas, en italiano subtitulado en inglés, lo puedes ver en nuestro canal Youtube.

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