Miel silvestre del pueblo Wichi: un tesoro por descubrir

18 Nov 2019

En la comunidad de Larguero, en el Chaco Salteño, un grupo de apicultores indígenas está revalorizando una miel silvestre con características únicas

Los indígenas Wichi siempre han vivido en la zona árida del centro de Chaco, un territorio caracterizado por la escasez de lluvias durante la mayor parte del año y por lluvias intensas en noviembre. Uno de los productos más importantes para la comunidad es la miel de abeja silvestre, que en lengua indígena se llama twatsaj y que habita en los huecos de los árboles. Dos meses después del inicio de la floración (mediados de agosto), las colmenas salvajes comienzan a acumular la miel. El mes de noviembre, cuando comienzan las lluvias, es el momento adecuado para la cosecha. Los hombres, observando la actividad de las abejas, identifican los árboles o las ramas huecas en las que se encuentra la miel y la recogen, dejando una parte para la alimentación de las colonias. Extraen cera y miel, y luego presionan todo para separar la cera. Finalmente, filtran la miel de las impurezas dejándola colar tres veces a través de un paño y la envasan para la venta.

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El Baluarte nació con la participación de Larguero, una comunidad de unas cincuenta personas del grupo étnico Wichi, no lejos del río Pilcomayo y de la triple frontera entre Argentina, Bolivia y Paraguay. Los recolectores de esta miel son en un 70% jóvenes. Se han dedicado a recolectar y comercializar miel durante más de 10 años, aunque no se encontraban organizados de manera formal. Desde hace un tiempo han comenzado una primera experiencia de promoción de su producto fuera del área de producción, principalmente en Buenos Aires, en algunas tiendas de comercio justo y a través de grupos de compra solidarios.

El Baluarte también apoya el trabajo de las mujeres de la comunidad, que se dedican a la cosecha de frutos silvestres de numerosas especies de árboles (algarrobo, chañar, mistol, quebracho blanco, palo borracho, palo santo, chaguar) que luego se dejan secar y se muelen para la producción de una harina sabrosa y con altos índices nutritivos.

Slow Food recientemente ha entrevistado a Juan Ignacio Pearson, ingeniero agrónomo y coordinador del Baluarte de la miel silvestre del pueblo Wichi, y a Marcela Biglia, ingeniera agrónoma especialista en producción y certificación orgánica y colaboradora del Baluarte, que nos han compartido la experiencia y aprendizaje de la comunidad en el proceso de desarrollo del Baluarte.

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¿Cuál es el objetivo que la comunidad quiere lograr con la creación del Baluarte?
El objetivo del Baluarte es sostener la recolección de miel silvestre del pueblo Wichi: una miel única que procede de colmenas silvestres, en las cuales las propias abejas elijen su morada. Además, el Baluarte nació con el objetivo de mejorar el consumo a nivel local, mejorar la cadena productiva y comercial de la miel y, en términos generales, poner en valor la producción de los Pueblos Originarios, como la de la harina de algarrobo por parte de las mujeres integrantes del Baluarte, y lograr la revalorización y preservación de la actividad de recolección de miel silvestre con sus técnicas de recolección transmitidas ancestralmente, de generación en generación, durante miles de años.

¿Qué representa este producto para la comunidad indígena?
La miel silvestre representa una parte esencial de los pueblos Wichi, ya que está directamente ligada con su cultura, sus saberes y su vínculo con el territorio. Allí reside su enorme valor, en cuanto que su recolección es una actividad en la cual se ponen en valor los saberes ancestrales Wichi y a la vez se reafirma la propiedad Comunitaria de sus tierras. Además, la miel tiene un sabor único e inconfundible, muy ligado a la memoria gastronómica de la región, esto se debe a la combinación de flores que las abejas visitan para elaborar la miel, y que crecen específicamente en el territorio de la Comunidad. Todo esto sin descartar la importancia que posee en el equilibrio de la alimentación, ya que la miel junto con el pescado, los animales y los frutos del monte son parte del sustento de la vida.

 width=¿Hay alguna historia que nos puedas contar relacionada con este producto?
Desde siempre la miel es un alimento muy apetecible por la Comunidad. Desde el tiempo de los antiguos Wichi se recolectan y consumen muchas clases diferentes de miel y de polen (o flores como le decimos nosotros) de abejas sin aguijón (o Meliponas) como Wos Chalas, Wejñat, No´tewos y Wosa, que tienen sus colmenas en huecos en los árboles. Entre las que no tienen aguijón también están las Nezla, que construyen sus colmenas bajo tierra. También se consume miel, realmente deliciosa, de avispas con aguijón, que construyen sus colmenas colgando de las ramas de los árboles como el Wo´na o No´walhek. Todas estas mieles son actualmente consumidas, pero solamente es posible comercializad la de abeja debido su mayor volumen de producción. La miel de avispa solo se extrae para autoconsumo.

¿Como se sienten dentro del movimiento Slow Food y qué significa para ustedes ser parte de una red global?
Esta es la primera experiencia de vinculación con redes externas de nuestra comunidad, por lo cual es todo nuevo y genera mucha emoción, este año dos jóvenes se inscribieron en el Terra Madre Indígena de México, que es un paso que creíamos que nos llevaría muchos años. En términos generales no nos sentimos cómodos dejando nuestro territorio, pero con estos espacios de cooperación que hemos realizado con Slow Food se han generados los vínculos necesarios para abrir y mostrar nuestro territorio y para animarnos a querer explorar nuevas zonas. La emoción de establecer vínculos con otros grupos de Pueblos Originarios, o con personas que producen y consumen alimentos sanos está siendo increíble. Esto es un gran avance producto de ser parte de la red global.
Otra experiencia fue la de haber sido contactados desde Suiza por un interés para comprar la miel de recolección de nuestro territorio. Vender en esas condiciones genera una gran confianza y valorización del producto de nuestro monte.
Estamos viendo cómo se valora nuestro alimento e inevitablemente repercute en la autovaloración que realizamos.

¿Que significa para los apicultores comercializar su miel?
La posibilidad de que la miel recolectada por nosotros pueda ser comercializada a un precio justo es muy importante. El trabajo que representa para nuestra población, su recolección y procesado, puede permitirles a los jóvenes de nuestra comunidad, hacer de esta actividad un ingreso digno y justo. Es importante que Tsatotaj continúe creciendo, tanto para el futuro de los jóvenes como para el fortalecimiento de las cuestiones vinculadas a nuestra cultura. Estamos percibiendo un gran interés en otras partes del mundo por nuestra cultura, esto está generando un cambio ya que comenzamos a percibir como comunidad que nuestro producto merece ser defendido y que puede ser llevado hacia mercados que lo valoran.

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¿Por qué es importante esta forma de resistencia, a través de la comida, en tu comunidad?
Una parte central del buen vivir nuestro (Wichi) es poder seguir saliendo a Campear, término coloquial local, que significa caminar por nuestro territorio buscando alimentos. Hay un gran saber que se transmite de generación en generación sobre la información del monte, hay mucho conocimiento y vínculo con el territorio, nuestros árboles, nuestras aguas. Ese vínculo es el que garantiza la tranquilidad y la paz, y como consecuencia el resultado del “Buen Vivir”. Es por ello que sostener la recolección de miel nos reafirma como pueblo Wichi, sobre todo frente a la homogeneización cultural que representa la globalización. Defender la recolección es también defender la cultura ancestral, el saber reconocer la vida propia y la apropiación del monte y de su también, ya que esa apropiación es la que nos brinda identidad.

El Baluarte Slow Food de la miel silvestre del pueblo Wichi cuenta con el apoyo de Fida (Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola), a través de un proyecto que tiene como objetivo permitir a las comunidades defender y promover su patrimonio gastronómico.

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