Meliponicultura: una herramienta de empoderamiento para las mujeres del campo
23 Jun 2022
Desde el 2015, Slow Food se ha comprometido para la tutela de la meliponicultura en el Chaco boliviano, para mejorar el manejo en la cadena de valor de la miel de abeja melipona replanteando aspectos como la higiene, la gestión de residuos, las enfermedades y la multiplicación de colmenas. La acción ha involucrado 6 asociaciones conformadas por 160 mujeres y ha sido posible gracias a la colaboración con el programa FAO “Alianza para las Montañas”.
En los últimos años, las comunidades han continuado esta trabajo hacia la conservación de la biodiversidad y empoderamiento de las mujeres, logrando una mayor autonomía, creatividad y capacidad empresarial.
Los talleres de capacitación en manejo racional de abejas nativas sin aguijón han promovido al mismo tiempo la conservación de la biodiversidad y la autonomía financiera de las mujeres chaqueñas.
Una de las principales razones que ha llevado a las mujeres de las zonas rurales de Bolivia a dedicarse cada vez menos a las actividades como la meliponicultura, es la falta de nuevas oportunidades económicamente rentables en zonas lejanas a los grandes centros de comercio.
Teniendo en cuenta el contexto de invisibilización, pero también con gran potencial transformador, Fundación PASOS, organización no gubernamental de desarrollo (ONGD) tiene más de 20 años de actuación en ejecución de propuestas integrales, sostenibles e inclusivas en provincias del Gran Chaco de Chuquisaca, en Bolivia, decidió recuperar el manejo de las abejas nativas sin aguijón.
El Proyecto
El proyecto inició en 2015, y poco a poco se incluye investigación y aprendizaje sobre abejas nativas, capacitación de las mujeres en la ubicación de los meliponarios, flora, desarrollo de cajas tecnificadas, captura responsable, división, métodos de cosecha, Buenas Prácticas de Manufactura, emprendimiento empresarial y desarrollando mercados justos para sus productos de la colmena.
De acuerdo al ingeniero Armando Delgado Fernández, coordinador regional Chaco Chuquisaca y asesor técnico de gestión empresarial asociativa, los talleres de meliponicultura proponen a cada mujer una inmersión en el conocimiento de las abejas, al mismo tiempo en su propio autoconocimiento y en el resguardo de los saberes ancestrales, promoviendo su transformación, empoderamiento y el reconocimiento como un ser autónomo, creativo y emprendedor, capaz de promover cambios en su vida, en la vida de su familia, en el medio ambiente y en la comunidad donde vive.
Promoción del ejercicio de los derechos productivos de las mujeres rurales
La relación entre la vida y el trabajo de las abejas en el medio ambiente y el de las mujeres en la sociedad está más cerca de lo que imaginamos. Dentro de una colmena, las abejas hembras se encargan de la fecundidad, el mantenimiento y las labores de defensa, así como la búsqueda y transformación del alimento en algo valioso y nutritivo, además de cumplir un papel sostenible importante, manteniendo el equilibrio de los ecosistemas y toda clase de vida, pero aún resulta poco conocido.
De la misma forma que las abejas de la colmena, muchas madres, abuelas, tías y generaciones anteriores de mujeres siguen sosteniendo la vida, trabajando día y noche en las labores domésticas, compartiendo las actividades productivas de sus esposos para mantener un hogar y una familia.
Sin embargo, por el hecho de no dar un ingreso económico directo, el trabajo de las mujeres hasta hoy permanece casi sin ningún reconocimiento, lo que hace invisible en la sociedad.
Lo que se observa es que las mujeres al emprender generan sus propios ingresos económicos, lo que visibiliza y valora su aporte económico, situación que la posiciona ventajosamente en temas de negociación y toma de decisiones familiares con su pareja, que de manera directa aporta a mejorar la calidad de vida de ellas mismas y de sus familias.
¿Entonces, qué es soberanía alimentaria para las mujeres rurales?
Es el derecho a poder decidir de manera propia, autónoma y equitativa en cuanto al acceso a los recursos naturales, qué y cómo producir, el destino de la producción — consumir, vender, intercambiar o transformar —, garantizando:
● el autoconsumo y la obtención de ingresos;
● un trabajo digno y reconocido que permita acceder a los alimentos;
● el poder definir qué consumir y cómo prepararlo;
● el derecho al resguardo de los saberes ancestrales;
● la protección de los recursos naturales para que sean sostenibles;
● la corresponsabilidad en el cuidado y trabajo doméstico que permita el desarrollo integral de las mujeres rurales.
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