La Universidad de Ciencias Gastronómicas acoge el Festival de gastronomía migrante

25 Jun 2017

 width=La Universidad de Ciencias Gastronómicas, una institución educativa fundada por Slow Food en 2004, ha celebrado el Festival de cine Migranti del 10 al 12 de junio en el campus universitario de Pollenzo, en Italia. El festival de cine ha llamado la atención sobre problemas relacionados con la migración, particularmente en segundas generaciones, coexistencia, identidad y multiculturalidad.

Abderrahman Amajou, coordinador de los proyectos relacionados con inmigración de Slow Food International, tomó parte activa en el evento reuniendo a familias de las comunidades inmigrantes para celebrar un iftar, la primera comida que toman los musulmanes al anochecer tras un día de ayuno. Las familias invitadas eran procedentes de Senegal, Costa de Marfil, Malí, Guinea, Marruecos y otros países africanos subsaharianos.

«Este tipo de ocasiones derriban los muros entre nosotros, los muros de la prudencia. Dicen que no conoces a una persona hasta que compartes una comida con ella. Aquí nos estamos conociendo mejor comiendo juntos».

La intención del proyecto Migranti es reunir a escritores, investigadores y directivos, inmigrantes, agricultores, productores y cocineros que trabajan para incluir a los «otros» miembros de la sociedad. Uno de los objetivos del proyecto es representar la diversidad y las experiencias únicas que se viven dentro de la migración. Los directivos inmigrantes participaron en mesas redondas tras las proyecciones, compartiendo sus perspectivas con el objetivo de crear una plataforma para el debate, el apoyo mutuo y la acción conjunta.

El Ramadán es un periodo importante del año. Los musulmanes se levantan de madrugada para comer y no rompen el ayuno hasta la puesta del sol. Es un mes de solidaridad, de reconciliación, un viaje que emprenden todos los miembros de una comunidad. Y lo más importante de todo, es un mes de empatía: «Uno ayuna para entender a quienes no pueden comer o beber siempre que quieran porque no tienen la posibilidad de hacerlo» -comenta Amajou, que llegó a Italia con siete años siguiendo los pasos de su padre, emigrante laboral en una mina de fosfato. «Él nos dijo que se iba a Italia. Yo no sabía ni dónde estaba ese país. En ocasiones pasaba dos años sin verlo».

El proyecto Migranti se basa por completo en la creación de un grupo, en la ausencia de líder y en el desarrollo del talento individual. El festival de cine forma parte de un gran proyecto de cambio social y de transformación individual. Este proceso puede llegar a tener un impacto real y permitir que un grupo o una comunidad desarrollen sus propias soluciones a sus problemas e informen de sus propias necesidades e ideas.

Según Amajou, los gobiernos deberían dar prioridad a la generación de herramientas adecuadas para integrar a los inmigrantes, e Italia ha mejorado mucho durante los últimos años creando programas de integración que los invitan a formar parte de la sociedad italiana. El festival de cine y el iftar popular han reforzado su optimismo: «Hace veinte años era muy difícil presenciar un evento como este. Los muros entre los distintos grupos étnicos eran más evidentes. Definitivamente, ha habido un cambio a mejor».

En un futuro próximo, las comunidades inmigrantes de Italia participarán más activamente en los proyectos de Slow Food. Los coordinadores regionales de Slow Food actuarán como puentes entre las comunidades inmigrantes de Italia para reforzar sus relaciones con los países donde viven y para dar valor a sus culturas gastronómicas.

Un ejemplo que ya está en marcha es la comunidad de inmigrantes peruanos, que también ha participado en el festival de cine. Curiosamente, esta comunidad está influyendo a la gastronomía italiana. «Están enriqueciendo la biodiversidad trayendo nuevas semillas y nuevos productos de la cultura andina y cultivándolos aquí». Amajou mencionó también un problema de vital importancia relacionado con el cambio climático: «Las plantas que cultivan nunca crecerían en Italia en condiciones normales. Pero ahora pueden cultivarse porque algo ha cambiado en el clima».

Durante el festival se celebró un concurso de cine en el que participaron seis largometrajes, ocho cortometrajes y otros tipos de películas. También se celebraron conciertos, degustaciones organizadas por comunidades inmigrantes, talleres y encuentros con académicos de la universidad.

 

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