La receta de Slow Food para unos sistemas alimentarios buenos, limpios y justos
22 May 2023
Mientras la Comisión Europea se prepara para la publicación de su propuesta legislativa sobre una «Ley de sistemas alimentarios sostenibles» (prevista para el próximo septiembre), Slow Food ha publicado un nuevo documento de posición para compartir su visión sobre cómo crear rápidamente sistemas resilientes para una alimentación sostenible y saludable. Te lo resumimos en este artículo.
La conclusión es bastante sencilla, pero constituye un desafío: los sistemas alimentarios sostenibles deben permitir que todo el mundo pueda disfrutar de una dieta sostenible y saludable. Hay grandes coincidencias entre los tres criterios habituales de sostenibilidad (económicos, sociales y medioambientales) y los tres valores esenciales de la filosofía de Slow Food (bueno, limpio y justo). Estas abarcan seis dimensiones que están profundamente interrelacionadas.
Buenos
Saludables
Los sistemas alimentarios sostenibles adoptan el enfoque de «Una sola salud» y contribuyen a mejorar la salud y el bienestar reconociendo que los sistemas alimentarios promueven la salud.
¿Cómo? — Desarrollando un mejor acceso a una dieta saludable y a una alimentación buena, así como información más clara sobre las mismas mientras se promueven oportunidades educativas para niños y adultos. Promoviendo también métodos de producción alimentaria sostenibles que protejan la salud del planeta y de los animales.
Pero, ¿qué es una dieta saludable? — Slow Food define una dieta saludable como aquella que promueve la salud humana y respeta la del planeta, priorizando una amplia variedad de alimentos de origen vegetal, alimentos integrales y alimentos mínimamente procesados, producidos localmente mediante métodos sostenibles. Un componente adicional para una dieta saludable es el placer que proporcionan tanto el redescubrimiento de los cinco sentidos como las comidas compartidas, que son oportunidades importantes para construir conexiones e intercambios sociales.
Social y culturalmente apropiados
Los sistemas alimentarios sostenibles proporcionan acceso a una alimentación que satisface adecuadamente las necesidades socioculturales de todos.
¿En otras palabras, por favor? — Deben prevenir la creación de desigualdades dentro del sistema alimentario y oponerse a ellas, incluyendo aquellas relacionadas con el género, la raza o la clase. También deben mejorar el tejido social de las comunidades urbanas y rurales.
Todo empieza en la escuela — Las guarderías y las escuelas desempeñan un papel crucial para ofrecer a todos los niños acceso a una alimentación buena, limpia y justa y, de este modo, reducir las desigualdades entre los niños de niveles socioeconómicas diferentes, ofreciendo educación alimentaria a niños cuyos hábitos alimentarios se forman en los primeros años y persistirán en la edad adulta.
Reparemos la relación entre la gente y la comida — La cultura sigue siendo un factor subyacente primordial que influye en las elecciones alimentarias de los ciudadanos, así como un vínculo importante con las tradiciones y las representaciones culturales. Sin embargo, en una era en la que las cadenas de suministro mundiales están estandarizando los alimentos que son más asequibles para los consumidores, la relación entre los ciudadanos y su cultura alimentaria merece ser reparada y estar mejor protegida. Los sistemas alimentarios sostenibles deben promover el acceso a dietas saludables y sostenibles que también sean culturalmente apropiadas y culturalmente diversas.
Limpios
Respetuosos con el medio ambiente
Los sistemas alimentarios sostenibles contribuyen a la salud del planeta respetando sus fronteras, es decir, respetando el medio ambiente del planeta, el clima y la diversidad biológica y cultural, todos ellos fundamentales para nuestra capacidad para producir alimentos.
Necesitamos la agroecología, de inmediato — La clave para la producción alimentaria sostenible está en la transición de la producción industrial a la agroecología. Una Europa agroecológica es posible y es necesaria para lograr una seguridad alimentaria a largo plazo.
Menos carne, más legumbres — Para seguir dentro de las fronteras del planeta, un sistema alimentario sostenible también necesitará una reducción drástica de ganadería industrial y de desperdicios alimentarios. Esto requiere un cambio a dietas de bajo impacto, en su mayoría dietas basadas en el consumo de plantas, con menos proteínas animales y cuyos orígenes sean solo alimentos y sistemas de producción sostenibles. Los animales que se hayan criado en estos sistemas deberían ser incluidos en modelos de ganadería extensiva, circular y mixta, con un mayor potencial para el bienestar animal y que generen ecosistemas más saludables con menores emisiones de CO2.
Resilientes
Los sistemas alimentarios sostenibles son resilientes, es decir, son capaces de adaptarse al cambio, recuperarse rápidamente después de cualquier interrupción y reorientarse hacia resultados más sostenibles.
Construir un sistema alimentario sólido como una roca — A medida que se multiplican las crisis de salud pública, el cambio climático, las enfermedades de las plantas, las subidas de precios y los problemas geopolíticos, los sistemas alimentarios resilientes son fundamentales. Centrándonos en la biodiversidad y en el conocimiento de los agricultores locales, la agroecología puede ser una solución sistémica para desarrollar la resiliencia.
Cuanto más cortas sea las cadenas de suministro, mejor — Del mismo modo, los sistemas alimentarios locales basados en cadenas cortas de suministro pueden suponer muchos beneficios para los agricultores, los ciudadanos y el medio ambiente. Por ejemplo, reduciendo algunos (o todos) los pasos intermedios entre productores y consumidores (como la venta al mayor y la distribución), los productores alimentarios pueden volver a tener un papel activo en los sistemas alimentarios, trabajando en cadenas de suministro que son «independientes» del sistema más amplio y que se adaptan más al cambio.
Muchos pájaros de un solo tiro — Las cadenas cortas de suministro también permiten un intercambio más directo entre consumidores y productores, precios más justos para todos y la reducción tanto de los desperdicios alimentarios como de la huella medioambiental asociada a las cadenas de suministro largas.
Justos
Éticamente sólidos
Los sistemas alimentarios sostenibles deben reflejar los valores de la sociedad a la que sirven, como la democracia, la transparencia, la solidaridad, la igualdad, los derechos humanos, la inclusión, la justicia intergeneracional y el bienestar animal.
Recuperar el respeto, de la granja a la mesa — Los sistemas alimentarios deben garantizar la justicia alimentaria, es decir, deben garantizar que todo el mundo tenga acceso a una alimentación sostenible y saludable. Deben crear condiciones laborales que respeten a los seres humanos y sus derechos, que reconozcan el papel fundamental que desempeñan los productores alimentarios, de la granja a la mesa, y que promuevan sistemas agrícolas que respeten el bienestar animal. Deben empoderar a los grupos de consumidores marginados o económicamente vulnerables.
No se permiten dobles estándares — Se debe centrar la atención en asegurar que no se garantice la sostenibilidad de los sistemas alimentarios locales a expensas de los sistemas alimentarios de otras regiones, ya sea a nivel nacional como internacional, sino que se promueva una transición justa en todo el mundo. Los sistemas alimentarios deben producir alimentos que sean éticamente sólidos y, al mismo tiempo, promover la responsabilidad entre productores y consumidores exigiendo información exhaustiva para el consumidor (por ejemplo, mediante un etiquetado transparente y una publicidad responsable que empodere a los consumidores para que estos tomen elecciones sostenibles).
Económicamente viables
Los sistemas alimentarios sostenibles se basan en unas normas de juego justas para todos y tienen un marco de condiciones legales y financieras para incentivar la producción de alimentos saludables y sostenibles.
Recompensar a los que son justos — Los sistemas alimentarios sostenibles aseguran que los negocios relacionados con la alimentación sean económicamente viables y contribuyan a las economías saludables mediante la creación de trabajos que proporcionen ingresos suficientes, aumentando los ingresos de los trabajadores agrícolas y alimentarios y proporcionando condiciones laborales seguras. Los pequeños productores de alimentos, a menudo desatendidos, deben recibir el apoyo adecuado.
Romper las cadenas de los agricultores — En muchas regiones de Europa, la centralización y la pérdida de las infraestructuras regionales de la cadena de suministro (los centros de procesamiento y los mataderos, por ejemplo) ha hecho que los agricultores dependan cada vez más de los grandes compradores y ha socavado la viabilidad de las pequeñas granjas y empresas alimentarias.
¡No es justo! — Mientras tanto, los pequeños agricultores se enfrentan a la exclusión de facto de los contratos de adquisición pública potencialmente lucrativos debido a los volúmenes, los precio y los procesos: los pequeños productores luchan para competir con los comerciantes y los grandes actores económicos por lo que respecta a los procesos establecidos, la experiencia con licitaciones, el capital de trabajo y el acceso a la financiación.
Mejor si es local — Para poder fortalecer la sostenibilidad y la diversidad de los sistemas alimentarios deben prevalecer las cadenas cortas de distribución de alimentos que involucran a un número limitado de operadores comprometidos con el desarrollo económico local y con las relaciones sociales; además, se debe dar preferencia a las pequeñas empresas antes que a las grandes empresas alimentarias, por ejemplo, facilitando su acceso al mercado. Los circuitos regionales mantienen el valor agregado dentro de la región y permiten establecer precios reales y justos, tanto para los pequeños agricultores como para los consumidores.
Para obtener más información, lee nuestro documento de posición:
«A Slow Food Approach to Good, Clean and Fair Food Systems in the EU».
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