La doble apertura

19 Jun 2018

women-laughing-slow-food-communitiesCon el Congreso Internacional de Chengdu se ratificó la necesidad de conseguir un cambio de piel del movimiento Slow Food. Durante el primer Consejo Internacional tras el Congreso, celebrado en Nairobi del 15 al 17 de junio, nos propusimos la tarea de recoger todos los estímulos políticos y culturales de Chengdu y dirigir el cambio, comenzando una fase de transición que se completará en otoño de 2020, cuando la red mundial de Slow Food sea nuevamente llamada a celebrar el Congreso.

petrini-congress-slow-food-communitiesEl cambio

«En 2014, Terra Madre supuso una ruptura revolucionaria dentro de nuestro movimiento. Terra Madre era y sigue siendo la expresión de las comunidades del alimento, cuya acción local estaba basada en el conocimiento de que se está jugando una partida a escala planetaria: contra las multinacionales, contra los que tienen el poder sobre la comida, sobre la agricultura, sobre el agua, la tierra y las semillas. Nuestra respuesta es trabajar para apoyar las formas de economía local que defienden la biodiversidad, el bien común y el respeto por el medio ambiente». Así presentaba las sesiones del Consejo Carlo Petrini, que añadía: «Sin embargo, si la economía local no forma parte de una red mundial, no tiene fuerza».

A partir de 2004 se ha iniciado lentamente un proceso de cambio, han entrado en escena nuevos líderes y se ha producido una importante actualización de los objetivos de la asociación destinada a satisfacer la constante necesidad de renovación que determinan los retos cada vez más difíciles que nos impone la época en la que vivimos. Petrini continúa: «La particularidad de Slow Food consiste en que se encuentra en una posición de escucha, en querer proteger la biodiversidad alimentaria y, además de ella, la diversidad cultural, que es su expresión más auténtica y cuya manifestación más significativa es la red Indigenous Terra Madre».

«El de Chengdu fue el Congreso más innovador y valiente de nuestro movimiento. Nos ha quedado más claro que nunca el modo en que se difunde y se arraiga en todas partes, con sus propias formas de actuar, con la posibilidad de interpretar la diversidad y de vivirla en los territorios con plena dignidad. Y nos queda también más clara que nunca la necesidad de imponer un cambio, también traumático, que no debemos temer. Nos ha quedado claro que no somos una forma asociativa clásica ni una ONG, sino un movimiento que trabaja en red y que en la red tiene su mayor riqueza. En Chengdu escogimos el modelo organizativo de la comunidad».

terra-madre-cooks-slow-food-communities La comunidad

El término «comunidad» no es nuevo en la historia de Slow Food ni en la historia de la civilización en general. «Comunidad» proviene del latín communitas e indica la capacidad de saber compartir experiencias, problemas, recursos, conocimientos, así como una forma de preguntar e interconectarse. En el centro de la idea de la comunidad se encuentra el bien común, ligado al medio ambiente, a la sociabilidad y a la espiritualidad. Y su elemento fundamental es la seguridad afectiva. «Durante siglos, las comunidades han determinado el cambio, la reconstrucción y la regeneración de la economía, la adaptación a distintas situaciones, y han expresado su capacidad de enfrentarse a los desafíos».

«Con Chengdu hemos comenzado a afianzar las comunidades con Convivia, porque el proceso evolutivo no avanza con fracturas y rupturas, se produce de forma natural, pero está claro que debemos trabajar por la inclusión y para convertirnos en una red única, para favorecer alianzas. Muchas comunidades que ya existen estarán presentes en Turín durante la próxima edición del Terra Madre Salone del Gusto, así como muchas otras que han participado en el pasado. Incluirlas y, en última instancia, poder «censar» a las personas que forman parte de nuestro movimiento, nos permite describir su impacto, su difusión y su identidad con mayor precisión».

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Si el objetivo es iniciar la transición, debemos reflexionar sobre dos elementos.

«El conocimiento y el saber, en la creencia de que los conocimientos tradicionales son tan respetables como los académicos. Todos los depositarios del saber y el conocimiento son maestros: los campesinos y las comunidades indígenas. La pedagogía es también de los humildes, de los débiles, no es exclusiva de las universidades tradicionales. Al mismo tiempo, los campesinos, los indígenas, los débiles, los humildes, todos ellos deben formar parte de nuestras comunidades. Debemos abrirnos, hoy más que nunca, a esta humanidad, y ser plenamente conscientes de la posición que debemos ocupar: contra la violencia, contra la opresión y por los derechos de los humildes».

«Tenemos mucho trabajo por hacer, pero no empezamos de cero. Podemos partir de lo que ya tenemos, proyectos como el Arca del Gusto y los Baluartes, la Alianza de cocineros, los Mercados de la Tierra, los huertos, las redes ya activas en el movimiento… Recordemos que son las ideas lo que cambia el mundo: hoy construimos la aventura más grande, porque rompemos los esquemas, la exclusividad y las categorías económicas. Hoy salimos de aquí con el deber de «derrotar» a todo el movimiento. De este modo crearemos Slow Food 2.0, de este modo crearemos una red mundial sin análogos en todo el mundo». Con estas palabras concluía Carlo Petrini las sesiones el domingo 17 de junio, citando a todos del 20 al 24 de septiembre en Turín para la nueva edición del Terra Madre Salone del Gusto (www.salonedelgusto.com).

En unos días estará disponible en el sitio web de Slow Food el documento dedicado a la constitución de las Comunidades de Slow Food, enmendado y aprobado por el Consejo Internacional de Nairobi, en varios idiomas.

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