La bella aventura de alimentar la paz
17 Nov 2021
¿Cómo aportar a la paz desde nuestros activismos, partiendo de la filosofía de Slow Food, por una alimentación buena limpia y justa para todas y todos?
Este cuestionamiento inspiró la campaña Alimentemos la paz, que nace en medio del panorama violento vivido en Colombia, en el que se produjeron flagrantes violaciones de los Derechos Humanos, durante la protesta social de abril del presente año.
Esta bella aventura de alimentar la paz, tuvo como objetivo principal generar acciones movilizadoras y reflexiones en torno a la construcción de paz a través de la alimentación buena, limpia y justa. Se desarrolló mediante tres ejes o dimensiones: la paz individual, la paz colectiva y la paz planetaria, que posibilitaron el abordaje de la temática de la Paz, vinculada a la alimentación. Esta campaña fue pensada, escalada y elaborada por el equipo base integrado por los países: Argentina, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador y México.
Comenzando desde el 21 de septiembre, Día Internacional de la Paz, y con cierre el 22 de octubre, tuvimos la oportunidad de visibilizar las movilizaciones realizadas por las diferentes Comunidades Slow Food, así como por las organizaciones y personas que se sumaron y que fueron dejando sus aportes, visiones y aprendizajes. Gracias a este intercambio cultural de experiencias y de pensamientos se fue nutriendo el proceso con la firme convicción de que los sistemas alimentarios buenos, limpios y justos, solidarios y biodiversos tienen el enorme potencial de contribuir a la construcción de paz en el mundo. Sin embargo, somos conscientes de que el camino es largo, y que aún nos quedan muchas esencias por descubrir y explorar en el nexo filosófico paz-seguridad y autonomía alimentaria, y equilibrio con nuestra madre tierra, entre otros temas vinculantes que nos permitan enriquecer esta cosmovisión.
De la Red de Slow Food en total se movilizaron 38 grupos locales, entre Comunidades y Convivia: Colombia 11, Red de Organizaciones de Slow Food de la Argentina 15, Cuba 5, México 2, Puerto Rico 1, Ecuador 1, Chile 3. También se sumaron otras entidades diferentes a la red, que dinamizaron el ejercicio, tales como: restaurantes y emprendimientos de producción y comercialización de productos sostenibles, así como organizaciones de la sociedad civil, organizaciones comunitarias, ambientales, universidades y grupos de investigación.
Se organizaron 13 charlas, en las que se conversó sobre una diversidad de temas que enriquecieron el significado de los aspectos de índole sociocultural del binomio paz-alimentación: entre ellos resaltar la importancia de las tradiciones culinarias legadas por nuestras abuelas, el rol de la mujer en los sistemas productivos, la agroecología, el cooperativismo, la alimentación consciente, el autocuidado y la importancia de la conservación de los recursos naturales, entre otros. Se invitaron a 28 ponentes; se recibieron 21 videos y registros fotográficos de las acciones. Uno de los aspectos más atractivos de la campaña fue el carácter multidisciplinar, transdisciplinar y multiactoral de sus participantes. Se establecieron fructíferos vínculos y relaciones con organizaciones no gubernamentales, comunitarias, solidarias y académicas. Estas relaciones están permitiendo la gestación de cuatro nuevas Comunidades Slow Food en el continente.
El movimiento Slow Food nos invita al cambio constante, a mutar; se hace necesario leer cada año nuevamente el estatuto y los documentos de posicionamiento e ir adaptándonos a lo nuevo. Las sociedades y el conocimiento cambian permanentemente, el cambio es constante. Nuestras mentes como líderes y miembros del Movimiento es ir en ese sentido dinámico del cambio y estar más abiertos a las nuevas transformaciones.
La campaña nos dio la posibilidad de reforzar valores como la tolerancia, el respeto, la solidaridad, la empatía, el equilibrio, el amor, la alegría, la unión y la responsabilidad. También desarrollamos y fortalecimos habilidades y competencias, como la respuesta rápida, la adaptabilidad, el liderazgo, la toma de decisiones, la creatividad, la organización, la planificación, la escucha y la sociabilidad.
El panorama que deja la campaña nos motiva a seguir explorando en la realización de nuevas campañas transnacionales, que nos permitan seguir trabajando de manera colectiva en diversos ejes temáticos. Creemos que resulta vital involucrar a las juventudes en la construcción de ciudadanía y paz; por esta razón consideramos relevante el fortalecimiento de Slow Food Youth Network y articular acciones con la Red Terra Madre Indígena de Slow Food.
Gracias a Slow Food Colombia por la iniciativa, a la red Slow Food Latinoamérica y el Caribe por la acogida y participación, y a Slow Food Internacional por el respaldo y por la facilitación de las herramientas, entre otros acompañamientos, sugerencias y colaboraciones en la difusión. Gracias a todos los países y personas que se unieron apoyando desde sus saberes a los diseños y piezas de la campaña, a los que estaban en el soporte técnico detrás de cámaras, a los gestores, al equipo base organizador, a todos los que compartieron contenidos y se animaron a movilizarse, a los moderadores y a todos los que aportaron de alguna manera durante el proceso de creación y ejecución de la campaña, a toda la audiencia que estaba sintonizada con las charlas, y a todos los nuevos miembros que van llegando a la red.
El espíritu de la campaña nos invitó a mostrar los resultados de trabajo de los territorios, con una visión renovadora y un cambio de paradigma, sin apartar los desafíos y obstáculos que enfrentamos. Invitamos a la comunidad global de Slow Food a involucrar la cultura de paz de manera transversal en sus acciones individuales, colectivas y planetarias, a fin de lograr sistemas alimentarios sostenibles y armónicos.
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