Biodiversidad y cultura van de la mano
19 May 2022
Un recorrido por el accionar del Baluarte de la vainilla en la Chinantla
Por Elias Garcia Martinez, chinanteco – Coordinador del Baluarte Slow Food de la vainilla de la Chinantla
y Luis Francisco Prieto – Enlace Slow Food para Comunidades Indígenas y afrodescendientes
La Chinantla es una región localizada en el Norte del Estado de Oaxaca, en México. Un lugar rico en biodiversidad, con ríos de agua cristalina que corren entre bosques y selva tropical; ecosistemas únicos que han permitido a la población indígena chinanteca garantizar su subsistencia en ese ambiente. Es además, el hábitat natural de la vainilla.
¿Sabías que…
- La vainilla era originaria de América Latina?
- La vainilla es una orquídea que crece silvestre en la selva?
- Su polinización se hace de forma manual con una espina? ¡una por una!
- El pueblo chinanteco ha protegido esta planta por cientos de años y aún sigue haciéndolo.
La vainilla al centro del nuevo Museo Regional de Tuxtepec: un gran logro para la comunidad
Naturaleza, biodiversidad y cultura, van de la mano. Y esto lo dice con fuerza la incursión de la vainilla en el nuevo Museo Regional de Tuxtepec, Oaxaca. El museo, recién inaugurado el 25 de febrero de este año, cuenta con salas de “Arqueología”, “Historia”, “Etnografía” y finalmente, una dedicada a la “Vainilla de la Chinantla”. Además en el patio interior se destinará al “Jardín etnobotánico de la vainilla”, en el que se introducirán las 7 variedades de la Chinantla. El Jardín será un centro educativo para niños y jóvenes para crear conciencia y amor a la naturaleza, con el propósito de poner en práctica su cuidado y conservación. En una segunda etapa se instalará el Centro Mexicano de la Vainilla que impulsará la investigación, documentación y difusión de la vainilla. Y no nos olvidemos del gusto: un restaurante ofrecerá platillos típicos de la región chinanteca.
La experiencia del Baluarte está generando muchas otras iniciativas y solicitudes de asesoría a otras organizaciones indígenas de México. Esperamos que esta experiencia sirva de inspiración para otras comunidades indígenas que están tratando de valorizar y defender su patrimonio biocultural.
Curiosidades, se cuenta que se utilizó:
- en la elaboración de los “puros” de tabaco
- como tributo los chinantecos entregaban al Imperio Azteca.
Cómo este pueblo recuperó a la vainilla: un poco de nuestra historia
En los años ochenta, Elías García, el consejo de ancianos de su pueblo (San Felipe Usila) y algunos productores empiezan a promover la cultura chinanteca, el idioma, el interés por el cultivo de la vainilla y la protección de la selva. Comienzan a recuperar el sentido de pertenencia a la tierra, y también técnicas y prácticas agrícolas tradicionales. A través del fortalecimiento de organizaciones propias basadas en la comunalidad, se forman grupos interesados en el cultivo de la vainilla.
Inician luego el cultivo en las comunidades con material genético de la propia selva chinanteca. Este trabajo hizo que encontraran una sorpresa, especies diferentes y desconocidas hasta entonces y se empieza a considerar a la Chinantla como el mayor reservorio genético de la vainilla en México (y a nivel mundial).
A inicios del 2000, se establecen los primeros contactos con Slow Food y se da marcha al nacimiento del Baluarte Slow Food de la vainilla chinanteca. El cultivo de esta vainilla silvestre implicó desafíos, como demanda de asistencia técnica, e incertidumbre al introducir la siembra de un material genético en estado silvestre. Los resultados fueron diversos, pero por fortuna las que se establecieron en cafetales con sombras similares al hábitat natural de origen, pudieron adaptarse totalmente.
Se establece una relación con Slow Food, el proyecto recibe el Premio Slow Food para la Biodiversidad (Bolonia, 2000) y de ahì a poco se crea el Baluarte, el primer Baluarte en México. Las actividades con el Baluarte y su participación en eventos internacionales como Terra Madre, generaron una estrategia para presentar y posicionar un producto nativo en un mercado gourmet, al mismo tiempo que se destaca el uso de las prácticas artesanales empleadas en su producción. Hoy los desafíos siguen siendo muchos, pero por suerte hemos logrado sacar adelante a nuestro proyecto que da ingresos a 35 familias vainilleras.
Sin duda, el elemento central ha sido la matriz cultural.
En la cosmovisión indígena la especie humana no es el centro de la Creación, no es dueño de ella, sino una más, como lo es la vainilla en la selva. Naturaleza, biodiversidad y cultura, van de la mano, y en la Chinantla resuena con fuerza la frase:
«Cada vez que se extingue una especie, sea de la flora o de la fauna, desaparece una palabra en lengua indígena y los conocimientos asociados a ella; se debilita nuestra cultura». Elías Garcia, pensador Chinanteco y maestro vainillero.
Por lo tanto, debemos seguir organizándonos para rescatar nuestra cultura y defender la biodiversidad local y nuestros territorios.
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