Declaración de Slow Food por la Paz

22 Jul 2022

Slow Food muestra su solidaridad con el pueblo ucraniano durante estos tiempos de guerra, así como con todas las personas que sufren por culpa de una creciente ausencia de paz. La guerra hace que la vida en nuestro planeta sea cada vez más frágil.

Nuestras vidas son interdependientes, al igual que nuestros retos. Todo el mundo, en todas partes, debería luchar por la paz. La paz no es únicamente la ausencia de violencia, sino que también es la presencia de igualdad y justicia. Todo el mundo tiene el derecho a vivir en paz, y Slow Food tiene el compromiso de promover este derecho inequívoco. 

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Por ello, debemos organizar nuestras vidas y nuestro sustento alrededor de la paz. Tenemos que buscar crear unas condiciones que nos lleven a la paz en todo el mundo y rechazar políticas que lleven a los individuos y a las comunidades a ser presas de la violencia de los estados y agentes no estatales. 

Nuestro movimiento se basa en la biodiversidad.

A lo largo de toda nuestra existencia, hemos defendido sin cesar la diversidad biológica y cultural en todas sus formas. Estos son fundamentos filosóficos de nuestro compromiso con el pluralismo. Reconociendo que el conflicto es endémico para la vida social y las relaciones internacionales, condenamos cualquier uso de la fuerza y creemos que el conflicto siempre ha de ser resuelto de manera pacífica mediante canales sociales, civiles, comerciales, políticos o diplomáticos. 

Con todas las crisis a las que el mundo se enfrenta a día de hoy, las guerras civiles y políticas, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y las crisis sanitarias que nunca acaban debido a la pandemia, debemos dejar atrás nuestras diferencias y unir esfuerzos para trabajar con el objetivo de alcanzar una cultura de paz y acabar con el sufrimiento de las comunidades que se ven afectadas por las decisiones guiadas por egoístas ambiciones políticas y egos. Es esencial que condenemos todas las violaciones de paz en el mundo. Al fin y al cabo, cuando promovemos una cultura de paz, promovemos los derechos de las comunidades alimentarias, activistas y líderes en la sociedad civil para que puedan procurarse un sustento, a la vez que abordamos las injusticias estructurales sin la amenaza de la violencia.     

La sociedad civil puede y debe participar activamente en la construcción y el mantenimiento de la cultura de paz.

En Slow Food, estamos convencidos de que podemos hacer una valiosa contribución mediante nuestro Llamado a la Acción que acompaña el cese de la violencia: reconstruir las comunidades alimentarias en medio de esta destrucción y sembrar las semillas de una paz duradera.

Cuando los funcionarios del gobierno abogan por la guerra desconsiderada e imperdonablemente, sus decisiones tienen un impacto de enorme alcance, impacto que va mucho más allá de aquellos afectados por el conflicto. Nuestra responsabilidad es incluso mayor, dado que los efectos de la guerra y la experiencia de la violencia supera enormemente las barreras de lo físico, lo social y lo geográfico: el sufrimiento pasa a las futuras generaciones, cuyo entendimiento de la causa original de la guerra podría verse empañado. Si pensamos en las numerosas situaciones de inestabilidad civil en diversas zonas meridionales del mundo vemos que llevan a una migración constante y consistente de los pueblos hacia el norte, resultando en oleadas de refugiados en muchísimas ciudades de África, Latinoamérica y Europa.  

La impactante situación en Ucrania nos obliga a defender a todos aquellos cuyas vidas se ven directamente afectadas por la guerra, al igual que lo hacían los conflictos anteriores.

También nos obliga a considerar cientos de guerras actuales y agitaciones civiles en todo el mundo que pasan desapercibidas. La mayoría se concentran en el área meridional del mundo. Como movimiento alimentario, creemos que el alimento expresa nuestra diversidad cultural, legado y riqueza y, del mismo modo, extiende nuestro más sincero apoyo a todos aquellos que sufren las consecuencias de violencia y acciones políticas irresponsables. Apoyamos a las comunidades Slow Food, a las comunidades migrantes y a los proyectos Slow Food que promueven el disfrute de la paz, así como el acceso a un alimento bueno, limpio y justo en todo momento.

Sabemos que la ausencia de paz conlleva sufrimiento, pérdida de vida, pérdida de propiedad y supone un impedimento para acceder a importantes necesidades básicas, como el alimento o la asistencia sanitaria. La ausencia de paz priva a la gente de su derecho a cultivar y disfrutar del alimento, así como un abandono total y la desaparición del legado gastronómico de muchas comunidades. En muchos casos, impide el acceso a un alimento adecuado. Por lo tanto, la implicación activa de nuestra comunidad global, altamente interconectada, es necesaria para regenerar las comunidades afectadas mediante el apoyo a sus iniciativas y actividades que son cruciales en el proceso de creación de una paz duradera.   

Como Slow Food, condenamos todas las violaciones de paz, anteriores y actuales. Reconocemos el alimento como una de las grandes necesidades en tiempos de agitación civil y guerra, sabiendo que puede actuar como un puente hacia la paz. Por lo tanto, invitamos de nuevo a nuestra red para que apoye a las comunidades, proyectos y colaboradores en zonas de guerra, pidiendo a todas las personas en todo el mundo que hagan todo lo que puedan para contribuir a la reconstrucción, con espíritu de cooperación, solidaridad, paz y confianza dentro de estos territorios mediante el poder del alimento. 

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