Culturas comparadas …

11 Jun 2015

Para quien vive en el extranjero acaso resulte menos evidente, pero quien reside en Italia lee sobre la Expo una y otra vez a diario.

Culture & ConfrontoLos diarios nacionales proponen itinerarios, contando cuál merece la pena visitar y de cuál, por el contrario, se puede prescindir, y tienden a ofrecer repetidamente una idea de mundos y filosofías contrapuestas, algo que, efectivamente, sucede en la Expo. Así por ejemplo La Repubblica, que durante los primeros días del evento subrayaba con estas palabras la cercanía física del área Slow Food con el restaurante McDonald’s: «A pocos metros, universos que normalmente estarían destinados a nunca encontrarse. Un desafío cultural y filosófico que en la Expo se mide en pasos. Aquellos que dividen a McDonald’s con sus mesistas al aire libre, la música difundida en un ciclo continuo, las hamburguesas y los globos, de la plaza que Slow Food ha dedicado a la biodiversidad, entre construcciones bajas de madera firmadas por Herzog & De Meuron y un huerto coronado por pequeñas luces que invita a todos a “cultivar sus propios alimentos”».

Este desafío Slow Food trata de afrontarlo como lo ha hecho siempre: hablando de biodiversidad y de proyectos concretos; proponiendo para su cata y degustación quesos y vinos que reflejen la filosofía de lo bueno, limpio y justo; concediendo el protagonismo a un huerto agroecológico donde prosperan variedades hortícolas locales, y donde las verduras, en la medida que crecen, se recolectan y se cocinan con cariño. Pero además acogiendo en el Slow Food Theater los testimonios de cuantos a diario prueban a responder al problema de cómo “Nutrir el planeta”, en un futuro en el que este reto se presenta cada vez más complejo y difícil. Ningún efecto especial: “solo” los testimonios –especiales, en verdad- de campesinos, queseros, cocineros campesinos, jóvenes que han regresado a la tierra, organizaciones que comparten nuestra visión… Todos ellos, con su labor y su compromiso, nutren ya a diario el planeta.

Dar voz a los protagonistas del futuro de la alimentación es uno de los motivos por los que los medios hablan tanto de Slow Food, describiendo a menudo nuestra presencia como una excepción positiva en un evento que –curiosamente- margina a la alimentación con frecuencia, más centrado en la exigencia de asombrar al visitante que en desarrollar el tema del evento. Paseando entre bellísimos pabellones y arquitecturas futuristas la mirada se alza una y otra vez, dispuestos a maravillarnos. Después, sin embargo, en muchos pabellones resulta difícil de entender si emerge algún tipo de idea sobre la alimentación que en el futuro deberá nutrir un planeta cada vez más poblado, sin agotar los recursos. Es difícil trascender las bellísimas estructuras de los pabellones para extrapolar los contenidos. No pocas veces surge la pregunta: «¿Y dónde está la alimentación? », o mejor, «¿Y el planeta, cómo lo nutriremos?».

Afortunadamente, existen entidades que, al igual que Slow Food, trabajan seriamente para suministrar respuestas concretas. A principios de junio, por ejemplo, se celebró en Milán el Forum de la Expo de los Pueblos (NBB para el inglés), una red internacional que trabaja desde hace tres años a fin de proponer una visión compartida sobre cómo nutrir el planeta en el futuro. El objetivo principal de la Expo de los Pueblos consiste en dar a conocer las otras voces (las de los pueblos, precisamente), cuyas respuestas no pueden ser sino distintas de las de los gobiernos, de las empresas transnacionales y del mercado. La Expo de los Pueblos parte de la constatación de un ausencia, como dice Giosuè de Salvo, coordinador del proyecto: «Aquí, en la Expo, como de hecho en cualquier otro lugar, se advierte un doble vacío. Faltan, por una parte, las voces de los campesinos, de los pastores, de los pescadores, que son sin embargo la espina dorsal del planeta. Por la otra falta un análisis político sobre los problemas del hambre y de la pobreza. Y el tal análisis político se hace examinando todas las concentraciones de poder presentes en la cadena agroalimentaria, del campo al plato. Una serie impresionante de monopolios y cárteles que han generado una auténtica urgencia democrática vinculada a la alimentación y a los derechos humanos conectados con ella: nutrición adecuada, acceso a la tierra, al agua, a las simientes, por nombrar los principales. La respuesta de la Expo de los Pueblos se halla en la soberanía alimentaria y en la justicia ambiental como verdaderos y reales proyectos políticos de cambio de los sistemas alimentarios, pero también de la sociedad en su conjunto».

Del 3 al 6 de junio la Expo de los Pueblos ha traído hasta Milán a delegados de muchas organizaciones internacionales, entre ellas la Vía Campesina, el Climate Action Network, la World Fair Trade Organization y, obviamente la red de las comunidades del alimento de Terra Madre. Los participantes, divididos en cinco grupos de trabajo, han debatido sobre la agroecología, sobre el acaparamiento de tierras y de los recursos hídricos, sobre las alternative food networks and food councils, contra los acuerdos de intercambio libre y sobre las iniciativas internacionales positivas que ya existen y que podrían ser desarrolladas y potenciadas.

Así pues, el forum de la Expo de los Pueblos en junio, así como Terra Madre Jóvenes en octubre, se proponen como dos ocasiones fundamentales porque han portado y portarán a Milán a los productores, los campesinos, los jóvenes, aquellos que tienen en sus manos la solución para nutrir el planeta y que, más que ningún otro, sufren las injusticias de un sistema alimentario y de una economía inícuos, ofreciéndolos la forma de confrontarse, de hallar un mínimo común denominador, de alcanzar el papel de protagonistas.

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