Consejos útiles para horticultores incipientes
30 Ene 2015
Marzo está al llegar, y es tiempo de preparar el huerto para las siembras primaverales, o de dedicarse a la siembra directamente si se vive en una zona de clima templado. En este período, en efecto, no solo aún es posible disfrutar de bastantes verduras invernales, sino que se puede ya comenzar a planificar qué productos naturales deseamos llevar a la mesa en los meses sucesivos, y decidir qué semillas conservar para la próxima cosecha. Son muchas las decisiones a tomar…
¿Qué semillas comprar? En el mercado se distribuyen sobre todo variedades comerciales producidas por las grandes empresas de semillas. Pero también es posible optar por algo diverso o, claramente, producir semillas propias. En este caso es muy probable que no obtengamos supersemillas perfectas, y de un centenar de ellas es fácil que germine poco más de la mitad; pero, en un pequeño huerto vale la pena ensayar esta alternativa favoreciendo calidad –en términos de gusto- y variedad respecto de las garantías de uniformidad y óptimo rendimiento de un paquete de semillas comerciales.
¿Cómo reconocer las semillas comerciales? Reconocer las semillas comerciales no es difícil: basta con aplicar atención a las siglas que aparecen sobre el empaquetado, donde los códigos F1 o F2 indican las semillas híbridas, producidas por pocas multinacionales y distribuidas por muchos minoristas. Generalmente son más costosas que las otras, y además, a partir de ellas no se pueden obtener semillas para el año siguiente al no conservar las mismas características de las plantas madre en términos vegetativos y productivos. Toda la información que aparece en la bolsita de semillas es fundamental, pero muy a menudo no completa: reportan la forma en que se obtuvieron, si fueron tratadas con fungicidas u otros productos químicos, cuáles son las virtudes de la variedad, cómo cultivarlas, el año de cosecha y la fecha de caducidad.
¿En qué otras semillas podemos confiar? Podemos rehusar las semillas comerciales para, en su lugar, favorecer variedades tradicionales que encontraremos entre conocidos, viveristas, organismos agrarios, universidades u otros centros de investigación. En primer lugar debemos seleccionar muchas variedades de semillas y plantar el mayor número posible. Siempre será más provechoso optar por las tradicionales, es decir, aquellas variedades procedentes de la libre polinización, que cuenten con al menos 50 años de feliz historia y que, posiblemente, se han ya aclimatado al territorio. En el huerto casero, no obstante, podemos realizar algún pequeño experimento: probar a cultivar variedades de otros terruños o aparecidas en escena recientemente, por ejemplo, favoreciendo siempre las variedades de polinización libre, o sea, las plantas selecionadas a través de la polinización natural. Las semillas biológicas certificadas se pueden encontrar online en sitios web especializados, o en comercios de alimentación natural, y siguen siendo la mejor opción.
¿Como obtener semillas de nuestra propia cosecha y reservarlas para el año siguiente? Las semillas son una cosa viva, preciosa, y como todas las cosas vivas han de ser tratadas con atención y saber seleccionarlas. Tomemos, por ejemplo, los frijoles. Si deseamos seleccionar y reservar las semillas, es conveniente hacerlo solo con las plantas más sanas y prolíficas. Las semillas han de ser seleccionadas cuando los frijoles están secos: elegir los mejores, íntegros y sin defectos, de dimensiones correspondientes al tipo varietal, y depositarlos en un plato durante un día para que se sequen bien. La mejor manera de conservación para su siembra es envolverlos en papel, colocarlos en recipientes herméticos, mejor si son de hojalata o, alternativamente, de vidrio, y mantenerlos en total oscuridad. Sencillo, ¿no?
¿Son los plantones una buena alternativa? Si no podemos dedicar mucho tiempo a su selección, en lugar de semillas podemos optar por plantones que, una vez superada la elección realizada por el viverista, ofrecen mayores garantías de éxito. No obstante, en el mercado no existen muchas variedades y, ciertamente, deberíamos confiar en aquellas más raras y más tradicionales. Pídanselas a los agricultores locales: ¡ellos estarán encantados de compartirlas! O pregunten en tiendas y sitios web especializados.
En cualquier caso, para conocer mejor el mundo de las semillas consulten nuestro folleto Para hacer un plato se necesita una semilla.
¡Que tengan buena cosecha!
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