Comunidad: Sal Viva y Levadura del Movimiento Slow Food
24 Feb 2020
«El término comunidad existe desde el primer Terra Madre y forma parte de nuestra historia como concepto de comunidades locales ligadas a la red. Hemos retomado con fuerza el mensaje transmitido en el Congreso de Chengdu en el 2017, el cual hablaba de las comunidades Slow Food esperando su nacimiento y su desarrollo en todos los rincones del mundo. No obstante, este deseo se ha ido cumpliendo de una manera demasiado lenta, por lo que es necesario promover con mayor fuerza la transformación que nuestro movimiento necesita para poder seguir con su misión».
Durante la reunión del Comité Ejecutivo de Slow Food, se ha reflexionado sobre la trayectoria que nos llevará hasta el próximo Congreso Internacional y a Terra Madre Salone del Gusto, que tendrán lugar al mismo tiempo en Turín del próximo 8 al 12 de octubre. Son muchas las reflexiones que salen a la luz: de la política a la práctica y de la visión a la organización, con la seguridad de que Slow Food será llamada a buscar respuestas a retos cada vez más complejos, sabiendo también que puede contar con una red cada vez más extensa, articulada y diversa.
COMUNIDAD, COMUNIDAD, COMUNIDAD
Carlo Petrini reitera la dirección política en la que todos deberíamos encontrarnos, esos elementos que nos distinguen ya sean proyectuales u organizativos. «Hemos de tener en mente que las comunidades deben ser siempre la parte más activa en el proceso de transformación, hemos de emprender un camino inclusivo cada vez con más valor, porque solo así seremos capaces de cambiar y dar un salto evolutivo.
La lógica de la comunidad debe convertirse en sal viva y levadura del movimiento, y en Turín habrá muchos ejemplos dispuestos a hacer su propia contribución y mostrar una vez más la fuerza avasalladora de la red. Al igual que Slow Food, nosotros debemos tener cada vez más valor para reconocerlas, hacerlas legítimas y dar espacio a ciertas formas de integración que difícilmente pueden reconducirse hacia una estructura más rígida. No podemos seguir llevando un traje hecho a medida en un cuerpo que es cada vez más grande».
Las características que definen las comunidades hace tiempo que están en nuestro vocabulario: «las comunidades son inteligencia afectiva y anarquía austera, y estos elementos deben ser también la esencia del próximo Congreso y de Terra Madre Salone del Gusto. La inteligencia afectiva significa afirmar con fuerza el paradigma de la cooperación y de la solidaridad con respecto al de la competitividad. La anarquía austera es el orgullo de declarar que nuestra red es biodiversa porque encuentra (y acepta) modos y formas de expresarse totalmente diferentes en cada parte del mundo. Se trata de que las personas y los grupos tengan el poder y la capacidad de expresarse. Es también superar las tendencias conservadoras que hacen que renovarse sea difícil para nuestro movimiento y hacen que se estanque sin conseguir actuar contra los elementos políticos perturbadores de nuestro tiempo.
Por ello, la celebración en Turín es fundamental, para transmitir a las comunidades el orgullo de ser parte de un proyecto común y la consciencia de poder contribuir a la transformación. No podemos permitirnos perder este tren».
MEZCLEMOS NUESTRAS ACCIONES CON LA POLÍTICA
También es importante saber el objetivo que queremos alcanzar y definir nuestras prioridades, ya que es fundamental que nuestras acciones, cuyo horizonte se refleja de manera clara en los tres objetivos estratégicos de Call to Action, estén relacionadas con la compleja situación mundial, así como comprender que hay grandes temas transversales en cuanto a los diversos objetivos que tendrán que convertirse en una prioridad durante los próximos años.
¿Adónde deben dirigirse nuestras acciones y en qué debemos centrar nuestra atención? Estas son las palabras de Carlo Petrini:
La crisis climática, porque es imposible no darse cuenta de que estamos reduciendo el planeta a un cuerpo agonizante. La Cop 25 de Madrid ha sido un fracaso, y la Cop 26 de Glasgow corre el riesgo de acabar antes de haber empezado.
La emigración, porque no podemos quedarnos indiferentes en cuanto a los movimientos de los diferentes pueblos en el mundo, y no podemos no hacernos cargo de ello. Las personas emigran por múltiples motivos: guerras, abusos, falta de recursos, efectos devastadores de la crisis climática.
Las comunidades, porque para salvar la biodiversidad y construir una sociedad resiliente no podemos actuar ni como gobiernos individuales y como individuos únicos. El cambio debe ser global y su base solo puede ser la comunidad.
La biodiversidad, pero no se trata solo de proteger la biodiversidad alimentaria, salvaguardando panes, quesos, variedades vegetales y razas animales. La biodiversidad también concierne al ser humano, las culturas, las lenguas y la espiritualidad.
La necesidad de una nueva economía, porque es evidente que el desastre ambiental viene causado principalmente por la economía capitalista, que es destructiva, y porque es imposible que el cambio del paradigma se lleve a cabo dentro del sistema capitalista en sí mismo. Los ciudadanos conscientes de ello deben movilizarse para poder convertirse en sujetos activos y así crear un futuro diferente.
El derecho al placer, porque de aquí nace nuestra historia y porque esto también es política.
Estamos preparados a afrontar el reto de la inclusividad establecido en Chengdu y a mezclar nuestras acciones con la política incluso más de lo que ya blo estamos haciendo. Del 8 al 12 de octubre de 2020 tendremos la oportunidad de enfrentarnos y retomar con determinación este camino.
En los próximos meses, en esta newsletter y en la web de slowfood.com os contaremos a todos las etapas de este recorrido hacia el Congreso, invitando a todo el mundo a participar activamente.
Silvia Ceriani, [email protected]
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