En busca de agua en el Desierto de Chalbi

11 Dic 2017

 width=Me llamo Tumal Orto Galdibe. Soy un pastor del Desierto del Chalbi, que se encuentra en el norte de Kenia, a los pies de los campos de pasto de Hurri Hills, cerca del poblado de Maikona, en el Condado de Marsabit. Me gano la vida criando cabras, ovejas y camellos. Este es mi modo de subsistencia, y mi vida, igual que lo fue para mis ancestros durante los últimos 235 años. Espero que las próximas generaciones también puedan continuar con este modo de vida tradicional. Sin embargo, nuestra tierra se ha visto afectada recientemente por sequías extremas, inundaciones repentinas, construcciones de carreteras y exploraciones petroleras, y esto ha puesto al ganado y a las comunidades en riesgo.

Conseguir agua para mis animales es el mayor reto de mi vida. Andamos distancias largas, hasta 100 km para encontrar pozos poco profundos para las cabras. A veces los animales más débiles y los bebés se quedan atrás si el viaje es demasiado duro. Las lluvias han sido escasas durante los últimos 17 años, y esto ha devastado los pastos. Se están propagando enfermedades nuevas y extrañas entre los animales y las plagas son cada vez más resistentes. Además, la pérdida de cultivos anuales hace que cada vez sea más difícil alimentar a los animales, por eso cada vez tenemos menos leche y carne para vender. Los ingresos domésticos de las familias que viven del ganado están disminuyendo. No os equivoquéis: el cambio climático es real aquí, y nos está afectando.

No podemos esperar que la situación mejore. Empeorará. Para poder afrontar estas duras condiciones, cada vez debemos ir más lejos de los pastos primarios con nuestro ganado. Estamos separando a los machos de las hembras de los rebaños de vez en cuando, ya que no podemos asumir el coste que supone el nacimiento de animales nuevos durante la estación seca. Construimos cuencas para la recogida de aguas debajo de los pastos para minimizar el coste que supone el alquiler de tanques de agua. Mientras tanto, cada vez hay más chicos que deciden vivir en la ciudad, despreocupados, en lugar de seguir los pasos de sus padres. A menudo consideran que el pastoreo es un estilo de vida que no les ofrece suficientes oportunidades. Los niños que se quedan con padres que se dedican al pastoreo hacen un buen trabajo: desde los 15 hasta los 35 años colaboran activamente acompañando a los animales hasta que encuentren agua y pasto durante largas distancias. Pero con una vida que cada vez resulta más difícil y con unas sequías que cada vez son más largas, me temo que un día nuestro estilo de vida desaparecerá por completo. Los pastores de ganado grande no se acomodarán al estilo de vida urbano y, por eso, puede que pasen de ser ganaderos a refugiados climáticos.

#MenuForChange #SlowFood #EatLocal

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