Apadrinar un viñedo
06 Mar 2015

A lo largo del río Mosela, suroeste de Alemania, los viñedos trepan por las viejas laderas pedregosas, de las más arriscadas del mundo y una de las joyas de la cultura alemana del vino.
Estamos en el país de la uva riesling. Considerada oriunda de esta zona, esta tan tradicional y extendida variedad de uva era mencionada ya en el siglo XVI por Hieronymus Bock, padre alemán de la botánica, en relación con la región.
A lo largo de generaciones, en este escarpado y poco soleado terreno los viticultores locales desarrollaron un método especial para cultivar en tan difícil paisaje: el sistema de formación de la vid en una sola estaca. Cada planta cuenta con su propia estaca compuesta por dos vástagos amarrados en forma de corazón para respaldar los zarcillos en crecimiento.
Hoy en día, sin embargo, en el Mosela como en tantos otros lugares, el método es ya poco habitual. La inclinación de los viñedos –al menos un 30%- así como las tan próximas hileras dificultan o imposibilitan el uso de métodos de cultivo modernos. De esta forma la cosecha, y el resto de la labor, solo se puede practicar a mano. El terruño deviene literalmente en obstáculo para los viticultores y la producción no resulta rentable.
Muchos de los viejos viñedos quedan en barbecho, junto al habitat que proporcionan a numerosos animales y plantas, como el lagarto verde occidental, la mariposa apolo y la uva de gato blanca, hoy en franca disminución.
Slow Food Alemania considera que estos escarpados viñedos –Steillagen en alemán- podrían, y deberían, ser recultivados. Desde hace más de una década se viene realizando el proyecto “Apadrina un viñedo”. Estos Padrinos “adoptan” una pequeña parcela del viñedo y pagan por ello una cuota anual que permite a las bodegas producir de nuevo un Riesling de alta calidad y además proteger la biodiversidad y el patrimonio cultural de este ecosistema único.
En estos momentos hay dos viñedos involucrados en el proyecto, ambos ubicados en el área antigua de Traben-Trarbach –en un tiempo próspero centro comercial vinícola-, y trabajados por las bodegas asociadas a Slow Food Böcking y Müllen.
La familia Böcking cultiva el viñedo Trarbacher Ungsberg, incluída su más prestigiosa parcela central –la Pfarrwingert-, que ya en los registros fiscales prusianos del siglo XIX constaba como preciado viñedo. Su orientación sur y un suelo de esquisto azul dejan su huella en el vino, para crear así un fresco y mineral Riesling, muy largo y con un especial carácter herbáceo y especiado. Algunas partes del pago habían quedado en barbecho y descuidadas hasta que Böcking plantó cepas nuevas.
“Estamos encantados de trabajar con Slow Food, ya que esto nos permite cultivar unos viñedos que amamos particularmente –los viejos y clásicos viñedos aterrazados con cepas riesling injertadas que se habían salvado de la epidemia de la filoxera”-, cuenta Simon Trös, enólogo y director de Böcking.
A unos pocos kilómetros de distancia el viñedo Trarbacher Hühnerberg, cultivado por la familia Müllen, se hallaba ya en 1897 clasificado entre los mejores pagos del Valle del Mosela. Este terruño produce vinos con intensas notas herbáceas, pero también con aromas maduros de frutos como la grosella negra y la mora. A lo largo del tiempo este pago se mantuvo parcialmente en barbecho o plantado con variedades no típicas de la región. Aquí esta bodega ha recultivado también con uva riesling las rampas irregulares. “Es hermoso sentir que otras personas aprecian el enorme esfuerzo de trabajo manual que invertimos en nuestra producción de vino”, dice Martin Müllen.
Los Padrinos (o Madrinas) pueden catar sus resultados al recibir el vino de “su” viñedo a partir de la cosecha siguiente. “Como Padrino tienes una oportunidad única de seguir el desarrollo del viñedo y establecer una relación sustancialmente más profunda con “tu” vino, dice Robert Friedenberger, Padrino de un viñedo durante una decada. “Después de haber ayudado a cosechar hace algunos años, ahora veo la copa de vino con una perspectiva diferente.”
Todos los veranos estos patrocinadores están invitados a una fiesta especial “Padrino”, a visitar los viñedos y las bodegas y a disfrutar de una típica convivencia “slow”.
Slow Food Alemania considera este proyecto de Padrinazgo un concepto que podría extenderse y ser reproducido en otras producciones en peligro a fin de ayudar a defender valiosos paisajes en trance de desaparición…
Para saber más:
Mariusz Rybak
Slow Food Deutschland e. V.
[email protected]
En esta edición del “Slow Wine Magazine” exploramos el Vino Nobile di Montepulciano, de Toscana, el Fiano di Avellino de Campania y grandes vinos y enólogos de las Cinque Terre y el Tirol del Sur.
https://www.slowwinemagazine.com
Photos: Mariusz Rybak
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